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COPA RYDER

Juego de parejas, juego de querencias

Carlos Arribas

Química, compatibilidad y comodidad. Los dos capitanes, Tom Kite y Severiano Ballesteros, se pasan estos días haciendo combinaciones. En teoría debería ser fácil, un problema de contabilidad en todo caso -32 casillas en blanco para los 16 enfrentamientos por parejas y 12 nombres para rellenarlas- en teoría, cada jugador disputaría 2,6 partidos de cuatro posibles-, pero la cosa se complica: algunos jugadores son insustituibles y jugarán los cuatro partidos por parejas. Eso disminuye las posibilidades de otros, con lo que entra en liza otro problema: mantener animados a los que no juegan para que entren dispuestos a comerse el mundo en la competición del domingo, el día clave, 12 contra 12 en duelo singular. Así que los capitanes procuran armarse de claves. Necesitan formar parejas que no sólo se lleven bien, sino que también tengan juegos compatibles. Para más complicación, deberán usar el mismo tipo de bola habitualmente. Pero lo fundamental es la química. Y de eso sabe mucho Ballesteros, que formó una pareja casi imbatible con Olazábal en varias Ryder."Va a resultarme muy difícil, casi imposible, encontrarme tan cómodo con otro jugador", dice Olazábal. "Nos unía mucho el hecho de que la forma que teníamos ambos de jugar al golf era muy parecida, veíamos los golpes de la misma manera. No hay que olvidar que conocí a Seve cuando tenía 15 años, y siempre he tenido una relación muy buena con él".

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"Creo que mis 12 jugadores son todos muy buenos", dice. "Mi mayor preocupación es que estén todos relajados, tranquilos uno con otro y vinculados emocionalmente". Es fácil hacerlo, pero más difícil saberlo. Hay amistades que saltan a la vista. "Todos los días tenemos reuniones", dice Olazábal. "Seve da confianza a todos y habla muchísimo con nosotros; y nosotros intentamos darle ideas, combinaciones, y decirle cómo estamos". Así, el único método de resolver el problema es el diálogo. Lo dice Ballesteros: "He preguntado a los jugadores por la química que hay entre ellos. Y, por si acaso, yo también estoy atento a cómo se hablan, cómo se miran unos a otros". Seguramente, Ballesteros habrá notado por los entrenamientos y las convivencias, lo bien que se siente Olazábal con Rocca, o Westwood con Faldo, o Parnevik con Johansson. Y habrá visto también que la pareja (Olazábal-Garrido) es prácticamente imposible por la enorme presión que deberían soportar.

En Estados Unidos las cosas son parecidas. Cada jugador le ha dicho a Kite con quién le gustaría jugar. Y ya parece que el capitán ha aceptado la petición de Woods de jugar con Love. Por algo se empieza en busca de las combinaciones explosivas.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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