La presencia de Thatcher en el referéndum escocés levanta la polémica
La aparición de la baronesa Margaret Thatcher en la recta final del referéndum para el parlamento escocés de mañana era lamentada anoche en privado por sus propios seguidores después de constatar que la ex primera ministra británica sigue siendo una figura ampliamente detestada en Escocia. Lady Thatcher llegó a Glasgow para apoyar la plataforma del Partido Conservador. que se opone tenazmente a la creación de un parlamento autonómico como parte del proceso de devolución emprendido por el Gobierno laborista.Pero la visita de Thatcher parece haber tenido un efecto totalmente contrario. Los escoceses están profundamente resentidos con los conservadores desde que la dama de hierro utilizó su tierra como laboratorio de su política neoliberal. "Su presencia recuerda a los escoceses qué es lo que ocurrió durante la era Thatcher, cómo impuso sus odiadas políticas, como el impuesto poll tax, una política sanitaria de doble rasero y el desmantelamiento de las minas de carbón contra la voluntad del pueblo escocés", declaró Paolo Vestri, jefe de la campaña en favor del sí-sí. Alex Salmond, líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), agregó: "Thatcher es la prueba de que necesitamos un parlamento propio".
El electorado escocés acude mañana a las urnas para responder a dos preguntas: si Escocia debe dotarse de un parlamento propio y si este cuerpo debe tener potestades para variar los impuestos. Los pronósticos dan amplio margen al doble sí.
Los conservadores, partidarios del no-no, sostienen que la formación de un parlamento en Escocia y una asamblea en Gales, donde también se llevará a cabo un referéndum el jueves de la próxima semana, promoverán la "desintegración" del Reino Unido". Thatcher trajo precisamente ese mensaje y muchos laboristas le estaban agradecidos. "Basta que Thatcher proponga algo en Escocia para que los escoceses le den la contra. A esa señora nadie la quiere.", dijo un miembro del Partido Laborista que distribuía folletos y pegatinas con el sí-sí en el centro de Edimburgo. En las últimas elecciones generales el Partido Conservador no logró un sólo escaño en Escocia.
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