Celebración moscovita
CON GRANDES fastos, los moscovitas celebran los 850 años de su ciudad, la capital de Rusia. Curiosa fecha de celebración, pues la fundación de Moscú no data de 1147, sino la primera referencia escrita a la ciudad en crónicas monásticas. Hay algo de artificial en esta celebración, ocasión de poner de relieve la figura del alcalde presidenciable, Yuri Luzhkov, bajo cuya vara Moscú ha cambiado profundamente. Pero también tiene mucho de real, pues refleja cómo los rusos buscan puntos de referencia en una Historia que una y otra vez han tenido que volver a reescribir, cuando no a empezar.La transformación de Moscú en los últimos años ha sido espectacular. Los grandes edificios se han lavado la cara, o incluso se han reconstruido desde. la nada, como la catedral de Cristo Salvador. Moscú va bien, pese a que sus suelos e inmuebles, demasiado a menudo, se hayan privatizado, en un capitalismo de bandidos que ha beneficiado sólo a unos cuantos. Ésta es una urbe boyante, cuya economía crece tres veces más rápido que el conjunto del país. Moscú, la ciudad más cara de Europa, tiene también lados oscuros, como su tremenda inseguridad, las medidas racistas con las que chocan los foráneos de otras regiones o las dificultades que tienen para subsistir los numerosos habitantes que reciben míseros sueldos o pensiones públicos.
Los efectos del brutal cambio de sistema -de una economía planificada comunista a una economía de mercado en la que dominan los grupos y las mafias- han sido sumamente desiguales entre la población moscovita y en el conjunto de la Federación Rusa. Recientes estudios indican que el consumo de carne y leche por persona se ha reducido espectacularmente en Rusia, mientras que ha aumentado el de la patata, base, con el pan, de la alimentación del ruso medio.
La gran masa para la que la situación no ha mejorado, sino que ha empeorado, ha sido hasta ahora paciente y resignada, pero puede llegar a estallar. Es necesario que la mejora económica llegue a esa población, frente a la realidad que cobra un chiste que circula entre los rusos: "Ahora sabemos que todo lo que nos dijeron sobre el comunismo era falso. Y que todo lo que nos dijeron sobre el capitalismo era verdad".
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