Aznar y Fraga intercambian elogios y soslayan la crisis del PP gallego

Ni una sola referencia al terremoto que ha sacudido al PP gallego en los últimos días. El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el jefe del ejecutivo gallego, Manuel Fraga, se dedicaron ayer a felicitarse mutuamente por los éxitos de sus respectivas gestiones y a presentarse a sí mismos como los únicos garantes de la estabilidad política, ante varios miles de seguidores concentrados en Monte Faro (Lugo), en la romería anual del PP gallego. Sólo el secretario regional del PP, Xosé Cuiña, encaró la cuestión ante los asistentes al primer gran acto de la precampaña electoral gallega al proclamar que "todo ha sido una tormenta en un vaso de agua".Fraga ni siquiera se obligó a exhibir un gesto de autoridad para los militantes, que en los últimos días han escuchado al presidente del Parlamento autónomo, Victorino Núñez, excluido de las listas, que Cuiña ha asumido todo el poder y que el fundador del PP es incapaz de resistir las presiones de su delfin.

Si Fraga prefirió no contestar a las acusaciones de pérdida de autoridad, Aznar se entregó a una loa de los éxitos económicos del Gobierno, llamado a cumplir, según declaró él mismo, las "ambiciones históricas de los españoles". El presidente señaló que sólo el PP puede garantizar la estabilidad política en España. De los demás, agregó, únicamente cabe esperar "crisis, improvisación y demagogia".

Fraga utilizó términos muy parecidos para presentar su oferta ante las próximas elecciones autonómicas. Sólo él, dijo, puede garantizar la estabilidad política de Galicia, frente a unos contrincantes entregados al "insulto, la mentira y la calumnia". Además de Aznar, arroparon a Fraga los ministros Mariano Rajoy, José Manuel Romay, Loyola de Palacio e Isabel Tocino.