EL PERRO VOCALIZA
Una familia de Livorno, apellidada Cioni, convive con un perro pequinés con algún antepasado loro, a juzgar por sus dotes vocales. El perro, que se llama Billy y tiene cinco años, llama por su nombre a los niños de la familia -Lea, Valerio e Ilaria-, ante el asombro de los vecinos, poco acostumbrados a tales capacidades caninas. Eso sí, hecho el esfuerzo, Billy se agarra frecuentes traqueítis, tras las que tiene que ser inmediatamente conducido al veterinario. Al principio, cuando dijo Lea, sus dueños pensaron que era una casualidad. Meses después, al oírle Valerio, después de un grito y un ladrido, se pusieron en guardia. Hasta que, entre grandes evoluciones de garganta, llamó a llaria y se quedaron de piedra. El perro fue llevado a un especialista, que ha dicho que tiene una particular conformación de las cuerdas vocales y que logra repetir las palabras como un papagayo, pero que no puede elaborar un verdadero y propio lenguaje. Listo el foniatra-
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