No hagamos nada
Sobre las imágenes del pavor, la voz tranquila del oficio de locutor o comentarista pregunta: "¿Qué hacemos con Argelia?". Primero: no sé quiénes somos nosotros; segundo, ya lo hemos hecho. Esto: en otro tiempo, nosotros -los civilizados, los europeos, los occidentales- fuimos dueños de Argelia. Explotamos, usamos, ensombrecimos el país. Algunos protestamos, sobre todo Francia, país propietario: se les llamó comunistas, para perseguirles. Recuerdo las palabras que se empleaban para ensangrentar Argelia: la "pacificación" por las "fuerzas del orden". Se hablaba de "ratisser", que es la acción de pasar un rastrillo para limpiar; nada que ver con rata, pero a los argelinos se les llamaba "ratones", y otra palabra favorita era "ratonnade", que es "expedición punitiva o brutalidades ejercidas por europeos contra magrebíes". Por cuerpos especialistas: un torturador famoso está en la Asamblea Nacional: Le Pen: un fascista europeo legal. Dirigidos por los coroneles, que se sublevarían contra la República, contenidos por De Gaulle, que inició la paz despreciando al enemigo. ¿Vamos viendo cómo al final se hacen las paces? ¿Como en las negociaciones de Irlanda, o en las de Oriente árabe? A los que las piden a tiempo se les llama traidores. Se lo llamaban, entonces, políticos de la derecha: ministros radicales, o demócratas cristianos.No cuento más la historia: se sabe. Argelia se devastó, se empobreció. Quedaron a su mando los luchadores que se habían militarizado y endurecido: dictaron. Se mataron entre sí (Ben Bella). Fue un país que no podía mirar a Occidente sin rencor, ni a Oriente (la URSS, China) sin ser castigado. Los nuevos militares robaron la libertad y los alimentos, se. corrompieron. Tantas descolonizaciones manipuladas han terminado así. Cuando hicieron elecciones libres, ganaron los islámicos: otra dictadura, pero religiosa, arabizada, africanizada: para repartirse la pobreza y para borrar a Francia y a Occidente; y para ir hacia Marruecos, hacia Túnez. Pero los militares robaron las elecciones a los islamistas: les ayudamos a ello.
¿Qué hacemos con Argelia? Nada, por favor. Ya lo estamos haciendo con los serbios, con los albaneses. Dejémosles matarse unos a otros. Ah, unos y otros: no sabemos más que una parte. No queremos saber y decimos que es "por la censura": como si las censuras de los países que no amamos sirvieran para algo.
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