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Orden de cárcel para el parado que incendió una oficina del Inem

Jan Martínez Ahrens

Carlos Torío López, el desempleado que el miércoles incendió con una lata de gasolina comprada con sus últimas 1.000 pesetas una oficina del Instituto Nacional de Empledo (Inem), ha pagado con la cárcel su protesta por su desesperada situación. La orden de encarcelamiento fue adoptada anoche por el Juzgado de Instrucción número 17 de Madrid después de descartar, siempre según fuentes cercanas al caso, que Torío, de 48 años y que llevaba cinco meses sin cobrar la prestación por desempleo, hubiese sufrido enajenación mental alguna a la hora de entrar en la oficina y prenderla fuego al grito de "esto es para acabar con la carcoma". En aquel momento había en el local de la calle del General Pardiñas 40 personas. Cinco tuvieron que ser atendidas por inhalación de humo y crisis nerviosa. Tras el incendio que destruyó parte del local, Torío fue detenido. El hombre, con un antecedente por agresión a un policía, pasó la noche en comisaría y luego entró en los calabozos de la plaza de Castilla.PASA A LA PÁGINA 3

"Sólo quiero vivir dignamente", afirmó el parado en el calabozo

VIENE DE LA PÁGINA 1Un compañero de celda (un albañil arrestado por unas supuestas letras falsas) que ayer recobró la libertad, describió a Torío como un hombre firme, con una chapa del Che Guevara en la camiseta y que en ningún momento de las largas conversaciones que habían mantenido en el calabozo había manifestado su deseo de hacer daño a nadie. "Está físicamente bien, nos pasamos toda la noche hablando; me contó que sólo había querido protestar por la humillación que sufría cada vez que entraba en la oficina del Inem y se encontraba con que le mareaban, que le decían vuelva usted mañana. Pese a que le hicieron tests psicotécnicos en la celda, él es un hombre en sus cabales, culto y sensible, que sabe lo que dice. Un hombre con orgullo al que se le ha arrastrado a dormir en la calle, a quien nadie da nada y que nada tiene, excepto ganas de trabajar. En un momento de la noche, me llegó a decir: 'Sólo quiero vivir dignamente", explicó a EL PAS su compañero de celda. "También me insistió mucho en que en ningún momento había querido causar daño a nadie y que incluso al vaciar la lata de cinco litros en la oficina del Inem lo hizo de tal forma que todos pudiesen salir. Él no lo hizo por si ocurría algo. No es justo que un hombre así se vea rebajado a la miseria y nadie le dé una oportunidad", añadió.

Por otra parte, el secretario general de Empleo, Manuel Pimentel, visitó ayer la sede incendiada y afirmó que los funcionarios del Inem que están de cara al público soportan, a veces, un trato "duro" y, en ese caso concreto, un trato "desalmado".

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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