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Entrevista:

"Intentare reprimir la violencia y la agresividad de los polemistas"

De lunes a jueves, Jordi González le roba el sueño a los espectadores de TV-3 con Les 1000 i una, que desde su estreno en julio pasado, ha alcanzado una media del 26% de cuota de pantalla. Su show nocturno es divertido, original, con alguna chispa de polémica, pero siempre discurre en aguas menos pantanosas que las del Mississippi. Su éxito, avalado por el Premio Ondas y por una vasta experiencia en radio y televisión (La Palmera, en TVE-1, ha sido su último espacio en una cadena nacional), ha despertado el interés de Tele 5, con la que ha firmado un contrato de dos años. Jordi González será, desde el próximo 13 de septiembre, conductor del debate Moros y Cristianos.Pregunta. ¿Se esperaba que Les 1000 i una fuera la revelación de la temporada en Cataluña?

Respuesta. Ha sido, sobre todo, el programa que más he disfrutado en mi vida. Cuando en 1991 le planteé a Ramón Colom [por entonces, director de TVE] un programa similar, lo echó abajo. Nadie quería apostar por algo así. Ahora, irónicamente, a TV-3 le cuesta imaginar la parrilla de otoño sin Les 1000 i una. Lo que de verdad no me esperaba es la respuesta del público, que llama y escribe para que continúe en el programa.

P. ¿Cómo se las ha apañado para hacer un espacio de éxito sin caer en la vulgaridad?

R. Lo cierto es que muchos esperaban que cayéramos en la polémica, en los contenidos más groseros. Sin embargo, la clave está en que el programa me divierte, y eso siempre traspasa al espectador. No hay un solo minuto del que me avergüence.

P. Pero Moros y Cristianos ha basado su éxito en la demagogia de los invitados.

R. Sí, es cierto que algunos polemistas pesan más que los contenidos. Pero me han confiado un proyecto en el que va a primar el diálogo. Tele 5 pretende convertir Moros y Cristianos en un gran debate. Profesionalmente es muy estimulante, porque se trata de un programa con gran éxito de audiencia, pero lo que, más me interesa es la posibilidad de abordar temas en profundidad para que fuera el gran debate que la propia televisión pública no se atreve a hacer.

P. ¿Cómo lo conseguirá?

R. Por un lado, con nuevos invitados. Me gustaría contar con Maruja Torres o Gila, por ejemplo, pero hay muchos otros más. Hasta ahora no habían querido acudir por temor a la agresividad de otros polemistas.

P. ¿Se va a mantener esa tendencia al insulto?

R. Para nada. Intento reprimir la violencia y la agresividad.

P. ¿En qué se diferenciará el estilo Sardá del estilo González?

R. Ambos tenemos mucho en común. Venimos del mismo medio, nos movemos mejor en directo... Mi idea es mezclarme más con el público del teatro, que ampliaremos hasta 700 personas. Y saldremos a otras ciudades para acercarnos a los verdaderos protagonistas del tema. Su testimonio será decisivo para que el debate sea popular y cuente con testimonios sinceros.

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