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La explosión de unos silos, cerca de Burdeos sepulta a trece personas bajo toneladas de cemento y grano

El cuerpo de una mujer fue recuperado anoche de los escombros de unos silos de grano que estallaron de forma accidental en Blaye un pueblecito de la Gironde, al suroeste de Francia, muy cerca de Burdeos. Otras 12 personas permanecían aún desaparecidas bajo toneladas de grano y cemento. Una víctima más ingresó muy grave en un hospital.La explosión hizo que se derrumbara parte de unos silos de 50 metros de alto y casi 200 de longitud, construidos en cemento armado. Los cascotes y los cereales sepultaron a 10 trabajadores -la mayoría mujeres- que estaban en unos despachos situados al pie de los almacenes de cereales, así como a dos transportistas y a un pescador.

La causa de la explosión, que en un primer momento fue atribuida por un vecino "a un avión que había chocado con los silos", aún se desconoce, pero la mayoría de las hipótesis contemplan un problema de electricidad estática. En efecto, en los momentos de carga y descarga, de los silos, el frotamiento entre los granos puede provocar chispazos y encender las nubes de polvo que se forman en el interior de los depósitos.. Entonces la explosión es inmediata y de gran potencia.

Los cristales de edificios situados a más de quinientos metros de los silos se rompieron a causa de la onda expansiva. Apenas 15 minutos después de la explosión, 150 bomberos ya estaban trabajando para intentar desescombrar una montaña de cemento, grano y metal de una altura equivalente a una casa de cuatro pisos. La operación se hace a mano, pues era y es muy delicada por lo inestable de esa masa de escombros y porque el resto de los silos, agrietados y ruinosos, amenazan con caer de un momento a otro sobre los equipos de rescate y sobre los cuerpos que se supone enterrados por los cascotes.

El ministro de Transportes y Equipamiento, el comunista Jean-Claude Gayssot, al visitar la zona siniestrada se ha preguntado por "la proximidad de los despachos destruidos". En 1982, en Metz, ya explotaron otros silos, causando la muerte de 12 personas. A partir de entonces, los silos han sido dotados de sistemas que, en teoría, reducen al mínimo el peligro de la acumulación de gases o polvo, calculándose que sólo existe peligro de incendio cuando su temperatura interior supera los 300º C. Los despachos aplastados tenían el típico carácter de la instalación provisional que se eterniza, pero según las autoridades, la empresa gestora de los silos, Semabla, tenía los papeles en regla.

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