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El paraguas de Guerreiro

Manuel Rivas

Uno de los hermanos Marx, Francisco Frutos, ha declarado que Anxel Geluco,Guerreiro es un inútil. Dios mío, Frutos no sabe ni lo que es una borrasca de las Azores. Guerreiro no sólo ha sobrevivido a todas con su inseparable paraguas Carabel, sino también a larguísimos años de franquismo, largos de fraguismo y males menores como Tabacalera y Renfe. Con su también inseparable ducados, hizo más kilometraje en el expreso Rías, Altas, de A Coruña a Madrid y viceversa, que un maquinista del Transiberiano. Por sobrevivir, sobrevivió a terribles combinados ferroviarios de bocadillos de chorizo y lecturas, de Althusser que culminaban en los allegro ma non tropo del Comité Central.Fue siempre un enlace leal y con más moral que el Baio, FC, que, a fuer de último, colocó el farolillo rojo en el escudo. Sobrevivió a 45 detenciones y pico. La brigada político-social estaba atónita con aquel tipo que, entre palizas, se atusaba el mostacho y se empeñaba en explicarles la política de reconciliación nacional. Con mayor entusiasmo si cabe, predicó el eurocomunismo a obreros de Astano, viticultores del Ribeiro y hasta al arzobispo de Santiago. Cuando se constituyó la junta democrática, tuvo la valentía de plantarse en el Gobierno Civil para negociar el traspaso de poderes; con escaso éxito, hay que decirlo, pues lo remitieron al calabozo por no perder la costumbre. Luego, fue un buen diputado autonomista, muy sensato, lo que le granjeo numerosas antipatías en los medios de opinión. Un día se dio cuenta de que al hablar del PC los chavales se preguntaban cuántos megas tenía ese aparato.

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Los esencialistas del "programa, programa, programa" le acusan de haber cosechado pocos votos. Hombre, depende. Hubo momentos en Galicia en que votar comunista tenía casi más mérito que ser vegetariano. Además, la fidelidad de Guerreiro a la dirección central y al expreso Rías Altas acabó siendo un hándicap. La rebeldía autóctona prefirió al bloque, que hizo bailar a Marx la muñeira de Castelao y supo mudar a Rosa Luxemburgo por Rosalía de Castro y el carro del país por el tractor John Deere. Que Guerreiro y los suyos sobrevivieran hasta ahora es un milagro más de San Andrés de Teixido, donde va de muerto quien no fue de vivo.

A falta de dos meses para las elecciones gallegas, la dirección de IU pone en la picota a Guerreiro por el pacto con los socialistas. Los maoístas del PP de Galicia felicitan a los leninistas de Anguita. Los buenos conservadores siempre. acaban entendiéndose. Pero creo que Anguita se equivoca cuando confunde a Guerreiro con una pequeña china en el zapato.

El hombre que sobrevivió a borrascas y gobernadores inclementes, a calabozos y trenes del Far West, a la caída del Telón de Acero y al levantamiento del de Grelos, al estructuralismo, a Carrillo y la posmodernidad, a Los Panchos y los Backstreet Boys, a la TVE y la TVG, a las legiones romanas y la pax fraguiana..., se atusará el mostacho, desplegará su paraguas Carabel, subirá al autobús Castromil y sobrevivirá a esta guerra fresco como Astérix mientras el mecánico Frutos da otra estupenda vuelta de tuerca en la nave Mir.

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