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Tribuna:VISTO / OÍDO
Tribuna
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Frases

Siempre oí hablar mal de Cánovas. Y de su general Weyler, matarife en Cuba. Se cumple el centenario del crimen con que el abnegado y trágico anarquista Angiolillo le mató: sic semper tyrannis se dice cuando pasa eso. Me sorprende en el pequeño desayuno -sigo afrancesado, pero es que es minúsculo- que Abc conceda el honor de su "tercera" al articulista José María Aznar, que deifica a Cánovas. Mientras, este periódico mío -y de Polanco- cede ese espacio al historiador Elorza, que pone las cosas en su punto: en el que sabíamos. El artículo de Aznar no tendría importancia, y quizá él no lo haya leído antes de publicarlo, pero es un presidente del Gobierno que mira a Cánovas como ejemplo. Mal asunto. Estamos en el canovismo.Es interesante cómo tomamos nuestras posiciones con ejemplos históricos: porque se ve que la historia no acaba nunca y no la sabe nadie. Todavía hay sucesos como el de Bruto, que fue el primero que dijo sic semper tyrannis; y aprovecho esta repetición para hacer ver el error que cometió, puesto que los tiranos mueren en la cama: y semper caen los demócratas asesinados por los tyrannis; todavía hay sucesos, digo, que mueven a los analistas y comparativistas de siglos posteriores. De Julio César escribieron Shakespeare, Shaw, Brecht y algunos más para atacar al poder de su tiempo, y al criminal. Confirma todo ver cómo este distinto escritor, Aznar, se agarra a Cánovas; más modesto que Franco, que se tumbaba entre mujeres como Isabel y Teresa, inspirado por la que se llamó "la chica de Primo". Y eso que se decía que no era mujeriego. Los tiranos siempre son un poco raros.

Un coetáneo facha, en Abc, cita entre comillas una frase de Pasionaria a Calvo Sotelo en las vísperas de su asesinato: "Su señoría morirá con los zapatos puestos". Jamás dijo tal cosa, sino algo muy distinto: no amenazó. Y cuando Calvo respondió que anchas eran sus espaldas, no se dirigía a ella, sino a Casares Quiroga. A Calvo le mataron de una manera mucho más vil y horrorosa que a Cánovas unos oficiales de la Guardia Civil y de Asalto que vengaban el asesinato del teniente Castillo, republicano, al que mataron los pistoleros "dirigidos" -explicó Pasionaria en esa sesión de Cortes- "por una señorita cuyo nombre, al pronunciarlo, causa odio a los trabajadores españoles por lo que ha significado de ruina y de vergüenza para España": la chica del viejo Primo (el presidente prohibió a los diputados pronunciar el nombre).

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