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Tribuna:HOGUERAS DE AGOSTO: MARUJA TORRES
Tribuna
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'Overbooking' en Marivent

El reducido palacio da cabida a unos 15 huéspedes y un futbolín. Alimentos dietéticos para la Infanta Cristina

Resulta inevitable que, por mor de sus respectivas giras, los Iglesias, padre e hijo, estén más vistos en España este verano que los Kennedy en Alcohólicos Anónimos. Enrique, que actúa hoy en Marbella, no acaba de llenar, y de nuevo sus promotores regalan entradas por un tubo. Isabel Preysler asistirá al concierto: no en vano tifa por él, mientras que papá prefiere apoyar a Julio José en su camino hacia la nada. Es lo que podría llamarse un RRH (Reparto Razonable del Horror) de lo más familiar. Para no atizar el fuego fatuo de la supuesta rivalidad entre ambos ídolos, Julio tuvo el detallazo de anular, poco antes de su reciente recital marbellí, el dúo que tenía previsto cantar con Ricky Martin, el verdadero competidor de la criatura.Estas apasionantes revelaciones que les hago llegar por encargo de mis espías desplazados a los cenagosos terrenos en donde mora La Cosa como alcalde no son todo: corre también el rumor de que la ilustre Bienvenida Pérez no sufrió recientemente un aborto sino un suicidio. Parece que el nascituro -aunque pruebas no hay, sino mera especulación- se autodisolvió al enterarse de que la Pérez iba a escribir su autobiografía. Más: Tamara Falcó, otra de las hijas de Lady Porcelanosa, se encuentra en edad de decidir a qué actividad piensa dedicar sus múltiples talentos. Lo digo por que más vale que les encuentre preparados.

Realizado este veleidoso paseito por la parte más ordinaria de nuestra geografía veraniega, vuelvo a la dispersión mallorquina, aprovechando que los de las regatas han regresado de madrugada de su último alarde, y hoy jueves, libran. Ello me permite meditar sobre los nuevos achares que presiden la relación de la pareja Jordi-Josemari, prueba viviente de lo difícil que resulta mantener una relación amorosa a lo largo del tiempo, una vez que la pasión física se ha desvanecido. Creo que sólo Raquel Mosquera y Pedro Carrasco conseguirán seguir unidos para siempre en lo monstruoso. Cada cual debería poner algo de su parte para superar las crisis, pues no hay nada más bello que la unión hogareña. Tomen ejemplo del palacio de Marivent, en este momento víctima de un overbooking notable de parientes. Contando a la familia real nuclear propiamente dicha, y a la aportación de Constantino y Ana María con su prole, la ocupación del palacio se pone en la quincena, y eso que tanto la infanta Cristina como su prima Alexia están a régimen -se las vio a principios de temporada comprando artículos dietéticos en Santiveri y pagando con tarjeta de crédito, acompañadas por Urdangarín-, lo que siempre es un aporte, y que el príncipe Felipe, que ocupa lo suyo, ha pasado unos días en Bolivia. Pero el palacio es chico, y hasta el punto de que durante un tiempo tuvieron que poner el futbolín en la sala de audiencias, cubierto por una funda.

Olvidaba decirles que la gala contra el cáncer que cada año se celebra en Marbella ya no se llama gala, sino cena lírica, en un rápido quiebro hacia lo poético que, no me cabe duda, ha sido instigado por la reciente expresión del presidente del Gobierno sobre sus preferencias lectoras del verano.

Nada lírica, pero muy agradable, resultó la cena a la que anoche asistí, ofrecida por mi viuda predilecta, que no es la Pantoja, ni Yoko Ono, ni María Kodama, ni la Kennedy/Onassis que en paz descanse, sino la Vetive Clicquot. Me estoy aficionando a asistir a tal sarao, porque aquí alterno con Miguel Torres y cultivo la fantasía de que soy una lejana hermana suya, bastarda pero con derecho a parte de las bodegas. Anoche, en un descuido, le arranqué un pelo de una ceja para hacerle secretamente el ADN y, en caso positivo, ponerle un pleito. Aunque, como estaba oscuro y tenía al lado a las Palomas Segrelles, madre e hija, que acumulan el máximo de pelos per cejalcapita del suelo patrio, y yo ya estaba para entonces muy entregada a la viuda... Total, que no sé a quién pertenece exactamente el pelo.

Da igual. Lo que importa es que me sentí muy Desayuno en Tiffany's, entre las Palomas peludas, las Cristinas Valls-Taberner riquísimas y yo misma, completamente idiotizada en legítima defensa.

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