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Álvarez Cascos acusa a Arzalluz de salirse del Pacto de Ajuria Enea

Luis R. Aizpeolea

El vicepresidente político del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, acusó ayer al presidente del PNV, Xabier Arzalluz, de salirse del Pacto de Ajuria Enea por efectuar una interpretación "claramente equivocada" del mismo en sus declaraciones del pasado martes. Álvarez Cascos precisó que Arzalluz vulneró el "espíritu y la letra del punto 10 del Pacto de Ajuria Enea" cuando defendió, en una televisión vasca, fórmulas de diálogo para terminar con la violencia y criticó el aislamiento de HB acordado por los partidos.

Álvarez Cascos rompió ayer la contención que había defendido frente a sus compañeros Jaime Ignacio del Burgo y Loyola de Palacio en una reciente reunión de la Junta Directiva Nacional del PP. Entonces pidió que acallaran sus críticas hacia sus socios del PNV por sus ambigüas declaraciones ante la violencia etarra. Las declaraciones de Arzalluz, el pasado martes, en las que el líder del PNV invocó el diálogo con HB e incluso apuntó que el Gobierno está enfrentado con los puntos claves del pacto de Ajuria Enea, como el punto 10, fueron respondidas con contundencia por Álvarez Cascos.El vicepresidente leyó en rueda de prensa el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea, de enero de 1988, que trata sobre el final dialogado de la violencia y es el que invocó Arzalluz en sus declaraciones, el martes, a favor del diálogo con HB y ETA. Ese punto dice textualmente: "Si se producen las condiciones adecuadas para un final dialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad de poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular".

"No hay condiciones"

Álvarez Cascos, a renglón seguido, afirmó que no se daban estas condiciones que recoge el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea para el final dialogado de la violencia. Lo que se ha constatado precisamente, subrayó el vicepresidente, es que "en este momento no hay una voluntad, ni clara ni oscura, de poner fin a la violencia". Tampoco hay, añadió "actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción", por lo que, en este caso, "el Pacto de Ajuria Enea no permite auspiciar el escenario" de apertura de negociaciones. "Eso es lo que piensa el PP y creo que la mayoría de los vascos y españoles", añadió.El vicepresidente se encaró entonces con el presidente del PNV y señaló que su interpretación del punto 10 del pacto de Ajuria Enea era "claramente equivocada" y que no respondía "ni al espíritu ni a la letra" de dicho pacto. "Sin necesidad de llegar a discrepancias ni a crispación, nuestra interpretación se ajusta más a la doctrina que ha ido desarrollando la Mesa de Ajuria Enea", insistió Cascos.

Álvarez Cascos no quiso ir más lejos. Se limitó a criticar la interpretación que Arzalluz hace del punto 10 del Pacto. Dijo que, en todo caso y pese a la polémica de estos días, si se compara con el pasado "hay mucha más coincidencia de los líderes políticos en cuanto a las decisiones que hay que abordar".

Se refería a la buena marcha de las conversaciones de los partidos sobre las medidas legales contra el denominado "terrorismo de baja intensidad" -sabotajes, amenazas, apología del terrorismo o contramanifestaciones- y las decisiones de los ayuntamientos vascos de desposeer a HB de sus puestos de gobierno por acuerdo democrático y mayoritario entre los partidos del Pacto.

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Tampoco se plantea el Gobierno una reconsideración de sus relaciones con el PNV pese a sus discrepancias en la lucha contra el terrorismo. Álvarez Cascos aclaró ayer que esta cuestión no está en los acuerdos parlamentarios suscritos entre el Gobierno y el PNV y recordó que tampoco estaba en los acuerdos de 1993, prorrogados posteriormente, por el Gobierno socialista y los nacionalistas vascos. "Las diferencias de visión de los problemas y las respuestas al reto de la pacificación son perfectamente compatibles con la coincidencia en otros puntos de la política autonómica o la nacional", aclaró.

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