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Tribuna:LA RENOVACIÓN DEL PSOE
Tribuna
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Una nueva perspectiva para la izquierda

La reciente celebración y resultados del 34º Congreso del PSOE, especialmente la salida de Felipe González de la dirección y la elección de un nuevo secretario general, han generado en la izquierda española una situación y perspectivas nuevas que hay que valorar y no cabe despreciar.Habíamos asistido a un precongreso muy desalentador, ausente la menor autocrítica, sin debate programático y centrado en la continuidad o no en la dirección de determinadas personas. Para unos la renovación consistía en echar al otro. Para los otros la innovación consistía en la permanencia de los mismos y que, en la práctica, todo siguiera igual. El partido estaba bloqueado y con difíciles salidas, en un momento en que en Europa soplan vientos de izquierdas y que en España la política del Partido Popular da muestras de un autoritarismo gravemente preocupante.

La decisión de Felipe González de no presentarse a la reelección, en su acto más coherente de renovación, ha desbloqueado la situación, poniendo fin a la etapa que se abrió en Suresnes, y abriendo otra llena de expectativas y también de incógnitas y dudas para el socialismo español, etapa cuya orientación se va a definir en los próximos meses, pero a la que inicialmente hay que dar un margen de confianza.

Algunos aspectos relevantes y, en mi opinión, muy positivos se han mostrado desde el principio. Ya en su primer discurso el nuevo secretario general, Joaquín Almunia, ha propuesto un. cambio radical de orientación a. la política de alianzas del PSOE. Frente a la inclinación exclusiva del anterior secretario general a favor de los pactos con el nacionalismo moderado, sobre todo el catalán, Almunia ha hecho un llamamiento a "la causa común", que no "casa común", de la izquierda, concepto tomado, por cierto, de la enmienda de Izquierda Socialista a la Ponencia Política. Supone partir del reconocimiento de la pluralidad de la izquierda y de que ese pluralismo es un activo, y de la voluntad de implicarse conjuntamente con las otras fuerzas políticas y sociales de la izquierda en un proyecto común. Es difícil pensar que González hubiera planteado una propuesta semejante, fundamentalmente porque no creía en ella, de ahí lo significativo del cambio de posición.

Por otra parte, y frente a la anterior sacralización del liderazgo y la rigidez de los métodos de selección y renovación de los candidatos socialistas, se está imponiendo la propuesta, también en su origen formulada desde el sector de Izquierda Socialista, de establecer elecciones primarias a través del voto personal y secreto de todos los afiliados para la designación de los candidatos del partido. No olvidemos que el cambio a la izquierda en el Partido Socialista francés vino de la elección de Jospin en unas primarias, frente al candidato del aparato. Junto a ello, la extensión de la democracia paritaria y la renovación generacional, que se va produciendo, son signos positivos de un cambio de actitudes y métodos en la democracia interna del partido.

Pero si hay signos positivos, también existen retos y problemas abiertos. El primero es programático. Una nueva orientación en las alianzas tiene que ir acompañada de cambios en ciertas políticas, siendo la más clara y necesaria la política europea. El nuevo Gobierno de izquierdas en Francia, también en el Reino Unido, han planteado la necesidad de dar un cierto giro al diseño dominante en la construcción de Europa, hoy estrictamente monetarista, reivindicando que las políticas de empleo constituyan un eje central de la integración europea y que el destino económico de Europa sea decidido por un Gobierno económico que coordine las políticas económicas, y no sea decisión de autoridades monetarias "independientes" de los Gobiernos. La reciente reunión de Malmoe muestra hasta qué punto la dirección del socialismo español se había quedado en una lectura muy rígida y sin. matices de los Acuerdos de Maastricht.

En las resoluciones del congreso recién celebrado, el PSOE ha dado pasos importantes en esa dirección. Propuestas como la del reparto del empleo y la jornada de 35 horas se sitúan en esa perspectiva, por lo que el giro que propongo es coherente con dichas resoluciones.

Otros problemas son más orgánicos, pero de indudable tras cendencia política. Así, el mantenimiento en la Comisión Ejecutiva de un amplio bloque de "barones", incluso contra la opinión inicial del mismo Almunia.

Igualmente, la cuestión de la integración del "sector guerrista", que salvo excepciones ha quedado fuera de la Comisión Ejecutiva, sin que se sepa con exactitud si la razón de esa exclusión estriba en una oferta poco generosa o en un exceso de enrocamiento consecuencia del acaloramiento del congreso.

Algunos hemos venido defendiendo desde hace muchos años un modelo de partido en el que la unidad se base en la pluralidad y en la integración de las corrientes o sectores que lo integran. Por ello creo que debe hacerse un serio esfuerzo de integración, y que para el actual momento de la izquierda el modelo de exclusión de las minorías es negativo.

Pero el problema del guerrismo es de mayor calado, pues tiene que hacer frente a sus propios retos, fundamentalmente al de su identidad. Hay en el guerrismo diversos componentes, desde quien se ha sentido vinculado con la persona de Alfonso Guerra, pasando por restos de aparatos territoriales defensores del estado orgánico y personal, hasta sectores que vienen trabajando desde hace tiempo en definir una posición política diferenciada, como el equipo de la revista Temas.

No se está en la derecha o en la izquierda del socialismo por la sola afirmación de un deseo, sino por las propuestas políticas que se defienden y se votan. De ahí que como sector tenga que clarificar y decantar su posición, aún a riesgo de perder apoyos, si sigue primando sentirse parte de la mayoría, integrado, pero diluido e indiferenciado, o da prioridad al desarrollo de posiciones políticas específicas, participando en la configuración de una amplia ala izquierda del partido. Si la opcion va por esta última -dirección, superadas las adscripciones personales,se puede presentar un amplio y flexible campo de convergencia entre diversos sectores del socialismo español .

Una última reflexión sobre los retos del futuro. Probablemente , si en el congreso los delegados hubieran tenido la oportunidad de votar entre varios, candidatos, José Borrell hubiera sido el nuevo secretario general. Borrell significa una renovación más a la izquierda que la finalmente elegida y quizá Joaquín Almunia de biera tomar conciencia de lo que supondría de reequilibrio político interno, de integración de distintos sectores y de mayor fortalecimiento del proyecto actual del so cialismo su designación como portavoz parlamentario.

En una situación en la que el Gobierno de la derecha no sólo muestra actitudes autoritarias sino que en plena bonanza económica reparte a favor de los que más tienen, el PSOE y el conjunto dé la izquierda tienen la obligación de sumar y no restar, ofreciendo a los españoles, a través de una acción, política, la esperanza dé volver pronto a un Gobierno que trabaje por la libertad de todos y en favor de los que menos tienen.

Manuel de la Rocha es miembro del Comité Federal del PSOE.

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