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Sanz presenta "el Madrid de la 7ª Copa de Europa"

El conjunto de Heynckes se viste de corto ante 75.000 espectadores- En el partidillo, Sanchis fue el central

Mucha luz, mucho sonido, muchos aplausos y ninguna sorpresa. El nuevo Madrid se presentó anoche ante 75.000 espectadores sin más caras nuevas que las de Heynckes, Morientes y Canabal. Nada que ver con el mismo acontecimiento de hace un año. Entonces el Bernabéu se llenó a reventar. Era aquél un Madrid remozado en todos sus frentes, muy distinto al que ayer se vistió de corto ante su afición. El espectáculo tuvo el aspecto de las grandes ocasiones, pero el público se tuvo que conformar con aplaudir a los viejos conocidos. Incluidos Gento y Di Stéfano.Fue algo así como la presentación de un sueño. Porque en más de una decena de ocasiones se oyeron las palabras mágicas: séptima Copa de Europa. Lorenzo Sanz, a falta de nuevos rostros, vendió esperanza. "Este equipo que tenéis delante" dijo en su discurso, "será el que consiga la séptima Copa de Europa". Y el Bernabéu tronó, claro.

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El templo en llamas

A las diez se hizo la oscuridad, tan sólo rota por los fuegos artificiales. El periodista Juan Manuel Gozalo luchó contra la flaqueza de la megafonía para ponerle voz al nuevo Real Madrid, al que definió como "el mejor equipo del mundo". Llegó el momento de la presentación. Uno a uno los jugadores fueron saliendo del túnel de vestuarios hasta el estrado. Contreras abrió el defile y Sanchis lo cerró. Cada futbolista recibía un piropo del comentarista. Así, Amavisca se convirtió en "el puñal de Laredo", Hierro en "el emperador del área" y Fernando Sanz en "un central que va a por todas".

Los aplausos más cálidos fueron para Roberto Carlos, Raúl, Hierro y Redondo. También los nuevos fueron recibidos con cariño. Morientes, Canabal y los repescados Contreras, Jaime y Dani formaban la lista de refuerzos. Y en vista de que la mayoría de los presentes eran viejos conocidos, parte del público se acordó del más ilustre de los ausentes: Buyo.

Las alocuciones del capitán, Sanchis, y del técnico, Heynckes fueron breves. Y no pasaron de los buenos deseos, Liga Europea incluida. Por su parte, Lorenzo Sanz agradeció la masiva presencia de aficionados, "pese a la lluvia y los truenos", y no tuvo que esmerarse demasiado para disparar la pasión de los presentes: "Sois la mejor afición del mundo. Este equipo ganó el año pasado la mejor Liga que existe y vamos a pelear por llegar aún más lejos. Hala Madrid y a por la séptima Copa de, Europa".

Tras media hora de fiesta, llegó el deseado y jaleado partidillo, en el que se pudo comprobar que Heynckes tiene, al menos, muy claro el sistema. Y se pudo comprobar, también, que en el Madrid 96-97 pocas cosas han cambiado. Ni uno sólo de los jugadores nuevos figuraron en el equipo supuestamente titular. Y por si no fuera suficiente, los goles fueron de Mijatovic y Suker.

Incluso Jupp Heynckes fue fiel a la tradición, quizá porque no le quedó más remedio. En vista de que el Madrid busca con denuedo a un central, y en vista de que no lo encuentra, el alemán echó mano de lo conocido. Y pocos son más conocidos en el Bernabéu que Sanchis, quien en el partidillo posterior a la presentación formó pareja en el centro de la defensa con Hierro.

No disimuló Heynckes. Dividió a sus jugadores en dos equipos para disputar el correspondiente partidillo. En uno de ellos figuraban, descaradamente, los titulares: Illigner; Panucci, Hierro, Sanchis, Roberto Carlos; Seedorf, Redondo, Amavisca; Raúl; Suker y Mijatovic.

Posteriormente, Heynckes reconoció que seguía a la espera de la llegada de un nuevo central: "Circunstancialmente, esa posición la ha ocupado Sanchis. Tuve que poner, once jugadores y le elegí a él por su impresionante experiencia y porque es un histórico en el club". Sanz, por su parte, reiteraba las limitaciones de la economía madridista: "Este es el Madrid al completo. Haremos un esfuerzo pero tampoco vamos a comprar un jugador por más de 1.200 millones", y continuó con su queja, "se habla de millones de dólares como si el dólar no costara nada". Sus palabras remiten a una idea: Heynckes formará el equipo con lo que tiene; pensar en otros jugadores sigue siendo mera especulación.

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