Duelo en pedales

Los Giros de Italia de la posguerra tenían el color, la alegría de la paz. (...) En bicicleta, Italia iba al trabajo y a las vacaciones. (...) En bicicleta, Italia había resistido a los alemanes. (...) Italia y Europa han cambiado, y ha cambiado también el ciclismo. (...) Entre el ciclismo de hace medio siglo y el que vivimos ahora, sobre todo a través de la televisión, hay una cierta continuidad: los ruidosos coches de la caravana, el orgullo de los ciclistas, el vestuario. Pero, si no fuera por la cara de los seguidores, el Giro y el Tour parecerían lejanísimos desde el punto de vista antropológico de sus pasadas epopeyas.El mito del ciclismo ha vivido siempre de dramas y melodramas, de sueños que se rompen tras una caída. (...) Es el aspecto del deporte extremo, del deporte-masacre, lo que mantiene en al pie al ciclismo, a pesar de su anacronismo.(...) La popularidad del ciclismo(...) se vuelve a encender cuando los recorridos, las condiciones climáticas o sus protagonistas ( ... ) alientan, con la fuerza y el valor, lo que alguien ha denominado como "antiguo espíritu del Coliseo". ( ... ) Sólo el duelo feroz permite al ciclismo reconquistar su popularidad. Para que apasione no es suficiente la victoria la conquista del maillót amarillo, sino que haya dolor, sufrimiento teatral, que el triunfo de uno sea la catástrofe de otro, que en la carrera haya habido crueles esfuerzos, tortura de músculos, víctimas. ( ... )Guido Vergani

20 de julio