El espectro

Algo como ETA no podrá medrar nunca en Euskadi, a menos que España volviese una forma de dictadura y se produjese una dimisión de las conciencias. No olvidemos que casi se ha rozado. El 23-F y los GAL. Pero la realidad existe. La realidad es un pueblo que no grita ¡vivan las cadenas!, sino ¡libertad!, que expulsa a los fascistas de su vera y que repugna para siempre la crueldad y la pena de muerte. España es hoy una firme geología democrática, en la que Euskadi, Ardanza dixít, tiene competencias próximas al Estado libre. Todo ha ido cambiando, pero ETA vive como un espectro invertido del franquismo, enroscada en un atávico pleito que es ya un negocio de sangre.La realidad existe. Si una rosa es una rosa es una rosa, un muerto es un muerto es un muerto. Y un asesino es un asesino es un asesino.
Y luego está el enigmático hombre de los comunicados de ETA. Debe sentirse, a su manera, un escritor. Hace su trabajo con palabras. Las palabras viven en un valle del alma, llamado sentido. Por eso, el hombre de los comunicados tiene un problema muy serio. Cuando teclea askatasuna, la libertad se escapa como un mirlo con alas de tinta fresca. Y cuando escribe Euskadi, la palabra levanta el vuelo como una mariposa con alas de ikurriña y va a posarse en el pan de un gallego emigrante. Incluso le abandonan palabras cortas y vulgares, como masa, de las que gusta mucho, pues el hombre tiene las orejas pequeñas. Pero la masa prefiere la paleta de un albañil. últimamente, sólo hay una palabra que no se le escapa. Pesada como el plomo. Fea como un colmillo metálico. En silencio, él la mira y ella le mira. Una mirada helada, de ojos pálidos. El hombre parpadea, hipnotizado. Y nota el frío en la punta de los dedos. Ha escrito Parabellum. Debería dar un paso adelante y callarse para siempre.
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