BODAS DE ORO MULTITUDINARIAS

La reina Isabel II y su esposo, Felipe, duque de Edimburgo, celebraron ayer en el palacio de Buckingham una fiesta multitudinaria al aire libre con motivo de sus bodas de oro. Un total de 4.000 parejas británicas que contrajeron matrimonio, como ellos, en 1947 fueron invitadas al festejo. Las cocinas de palacio habían preparado 20,000 sándwiches, 5.000 panecillos, 9.000 bollos, 9.000 tarteletas de frutas y 3.000 pasteles para ser consumidos con 27.000 tazas de té Maison Lyons, una mezcla especial para consumo exclusivo de palacio. Los agraciados fueron elegidos por sorteo entre las más de 40.000 parejas que presentaron su solicitud cuando se anunció la fiesta, a principios de año. La casa real inglesa deseaba que fuera una tarde inolvidable para todos, aunque, de manera más protocolaria, la Reina y su esposo celebrarán sus bodas de oro el próximo 20 de noviembre -verdadera fecha de su aniversario de bodas- con un oficio religioso en la abadía de Westminster, donde se casaron hace medio siglo. Después, el Gobierno les ofrecerá un almuerzo y, más tarde, la pareja real ofrecerá una recepción privada en el castillo de Windsor. Mientras tanto, Diana de Gales sigue sus polémicas vacaciones en la costa francesa, y ayer desmentía que esté a punto de dar un paso decisivo para su futuro personal. El rotativo The Sun así lo afirmaba en su edición de ayer, citando además declaraciones que la princesa habría hecho a los reporteros de este periódico. "Mis hijos me han sugerido que me traslade a otro país y viva en el anonimato", dijo. A continuación añadió: "Dentro de poco daré una gran sorpresa". Al ver elevados sus comentarios a la categoría de revelaciones exclusivas, Diana ha reaccionado negando cualquier cambio de rumbo. Fuentes palaciegas, citadas por las televisiónes comerciales del Reino Unido, sugirieron que hubieran preferido que los dilemas de la princesa de Gales no restaran protagonismo al emotivo encuentro real con las 4.000 parejas-