Racismo velado

Quería llamar la atención de los ilustres europeos de finales de siglo que viven aferrados a las políticas comunitarias de seguridad e integración social. Quería que, por unos instantes, se detuviesen a reparar en un fenómeno sangrante que es noticia frecuente en nuestros diarios, tan europeos, y en nuestras pantallas televisoras ultramodernas. El fenómeno del racismo velado.Esta semana he tenido la malísima suerte de vivir de cerca un atentado contra un joven marroquí. Se producía en Bruselas, epicentro de nuestra hermosa civilización maastriana, a punta de pistola, en un centro de trabajo como otro cualquiera, de un barrio más de los de allí. Dos hombres encapuchados y una bala en la garganta. El periodista que tuvo que cubrir la tragedia para un periódico belga no reparó en gastos. La policía no debería invertir sus horas en sucesos de tamaña evidencia. Cuando dos hombres entran en un local, en Europa, y disparan contra un marroquí, pues, ¿qué va a ser sino un ajuste de cuentas? Dicho y hecho, porque, sin prueba alguna, eso sí, avalado por su habilidad deductiva, lo colocó en letras de imprenta y a otra cosa.

Uno prepara su cruasán matutino, pega un primer sorbo de café humeante y ataca la portada del periódico, que contiene noticias tan desagradables y violentas. Sin embargo, tranquiliza saber que, al menos en este caso, es un asunto de ellos, una pelea entre "moros", un ajuste de cuentas por alguna mafia particular que se lleven entre manos.

Y es que es otra cultura, otros ánimos, otra filosofía de la vida. Así que, pasado ya el susto, ya se puede mojar el cruasán en el café con leche y pasar página.

Pues no era el caso, no era ningún ajuste de cuentas. Así que malditas invenciones racistas sin fundamento que el desinterés del periodista y la conveniencia del lector, que, arropado en su sillón, no necesita de más preocupaciones y calenturas que las propias y convenientes.-