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DEPORTE POPULAR

Un 30% de los partícipantes en la prueba de los 100 kilómetros abandona a mitad de recorrido

Ilusión y nervios. Ambos estados de ánimo se fundían ayer en la salida de la tercera edición de los 100 kilómetros de Madrid. Los 999 corredores partieron al mediodía de La Peineta para caminar con garbo, durante 24 horas por carreteras, calles y senderos de la Comunidad de Madrid. Una gesta reservada para amantes el deporte, la aventura y el ejercicio físico prolongado. En el pelotón de salida, 80 mujeres. Y entre los hombres, un recién casado. Del millar de participantes, 700 debutaron este año, y sólo unos pocos echaron a correr al escuchar la señal de salida. Una tercera parte de los participantes se rindió a mitad del recorrido. Anoche a las 21.30 llegó el primer atleta a la meta.

El primer corredor en llegar trotó sin parar durante los 100 kilómetros del recorrido. Mientras entraba en el estadio, la cola de carrera iba por el kilómetro 30. "No hace falta ser un superdotado para acabar, afirma José Ignacio, organizador. De hecho, el año pasado, 331 personas lo consiguieron y en esta edición, datos de la organización, sitúan sólo en un 30% los abandonos. La mayoría de los participantes anda día y noche con un único objetivo: acabar antes de 24 horas. Para ayudarles en su esfuerzo disponen de tres polideportivos -en Tres Cantos, Colmenar Viejo y San Sebastián de los Reyes- para descansar e incluso dormir. Los promotores de la prueba, las revistas Aire Libre y Corricolari, se encargaron de llevar a los puntos de descanso las bolsas que con anterioridad habían entregado los corredores a la organización. "Yo he metido tres pares de zapatillas y seis calcetines", decía Fernando Picazo.Media hora antes de la salida, realizada a las 12.00 en La Peineta los agitados participantes ultimaban los preparativos. "Estoy comprobando que llevo agua en la bolsa", decía Luis, en referencia a una de las claves en la odisea: la hidratación constante. Es fundamental también protegerse del sol.

Javier Villar, economista, advierte del principal enemigo: "Es mi segundo año y la peor son las ampollas". Entre los participantes abundan los grupos de amigos. Javier, mecánico; Mónica, monitora de kick boxing, y Javier, chapista, realizan ejercicios de estiramiento en la pista de tartán: "Confiamos en acaban Practicamos deporte a diario y con eso creemos que es suficiente para acabar". En el pelotón abundan también los maratonianos, bomberos, policías, andarines y y corredores populares. El entrenamiento diarios les garantiza el éxito.

Para algunos esta prueba les eleva a la divinidad. "Si acabo espero un sitio en el cielo", bromeaba Ernesto, un estudiante de 24 años. Luis Fernández, bombero del parque de Arganda, repite por segundo año consecutivo. En esta ocasión le acompaña su perro. "Vamos a ir lentos. A seis kilómetros por hora". Familias enteras besan y fotografían a sus admirados participantes antes de la salida para seguirles toda la noche. La Peineta les espera hoy para la vuelta de honor.

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