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34º CONGRESO DEL PSOE

Felípe González desoye la llamada de la mayoría de los delegados y rechaza la presidencia del partido

Luis R. Aizpeolea

El anuncio de Felipe González conmocionó e influyó, como no podía ser menos, el debate de los 945 delegados del congreso, que en lugar de centrarse sobre la gestión de la ejecutiva cambió totalmente de naturaleza y se transformó en buena parte en un debate sobre González. La mayoría de los delegados, cuya voz se dejó escuchar a través de 24 de ellos como representantes de las diversas tendencias y comunidades autónomas, pidió a González que asuma la presidencia del partido y que continúe al frente del Grupo Parlamentario Socialista. González, en su réplica, rechazó la propuesta y dijo que su candidato a la presidencia del partido es Ramón Rubial. "Él tiene más avales que yo". La gestión de la ejecutiva fue aprobada por 932 votos a favor y 13 abstenciones.Todos los delegados, sin excepción, expresaron su sorpresa por el anuncio de la retirada. Una mayoría de ellos aseguró que no les había gustado la decisión de González. Tras pedir que se haga cargo de la presidencia del PSOE y del grupo parlamentario, el delegado del PSC, José Montilla, adelantó que "de candidatura a las elecciones generales hablaremos cuando toque". Pero el delegado de Galicia, el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, optó claramente porque Felipe fuera el cartel electoral de las futuras elecciones.

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El debate se, dividió entre el miedo al vacío y el canto a la renovación por la decisión adoptada por Felipe González. Unos pusieron el acento más en la incertidumbre generada por la nueva situación, y otros en la oportunidad de una nueva etapa que se abre. Los primeros -como los representantes de Navarra, Murcia, Extremadura y Cataluña- insistieron en que confiaban en que la renovación fuera pilotada por Felipe González y expresaron su disgusto por su renuncia a la secretaría general. El representante asturiano Celestino Suárez no se resignaba y en su intervención aún pidió que se mantuvieran Ramón Rubial, Felipe González y Alfonso Guerra.

Fue una excepción, porque la mayoría sabía que ya nada se podía hacer sobre el compromiso público de González. Por eso inmediatamente surgieron las improvisaciones y quienes se pronunciaron por el futuro del líder socialista, que fueron muchos, y le pidieron que presidiera el, partido por responsabilidad".

"Tu participación debe comportar tu presencia en la nueva comisión ejecutiva federal como presidente, bien entendido que Ramón Rubial debe seguir siendo, mientras él lo quiera, presidente de honor. Y tu participación también debe mantenerse como presidente del Grupo Parlamentario Socialista", dijo José Montilla en nombre del PSC. Esta posición contó con la intervención expresa de numerosos representantes de las delegaciones socialistas.

No obstante, la sensación de fastidio predominaba en numerosas intervenciones, como la de Juan Alberto Belloch. "No estábamos preparados para este congreso. Nos has hecho la pascua y nos has metido en un buen lío", dijo.

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Pero ya metidos en la harina del cambio no fueron pocos los que se pronunciaron porque el cambio no se haga entre unos pocos. "Hay que acabar con la política oligárquica. No sé si habrán entendido tu mensaje los que restan votos internos y restan votos externos", dijo Belloch. El guerrista Carlos Sanjuán se manifestó en una dirección parecida:"Esmejor los que desafinan lealmente que aquellos que imitan como que cantan para que no les señalen".

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