¡Cáspita!

Quiero, por medio de estas líneas, hacer pública mi queja y dejar patente la impresentable actuación de la Policía Municipal a la hora de sancionar a los vehículos mal aparcados. El pasado día 25 de mayo, con intención de asistir a los conciertos que a las doce de la mañana se ofrecían todos los domingos de mayo en los jardines Sabatini del palacio Real y como quiera que el día estaba metido en lluvia, paré mi vehículo en la cuesta de San Vicente, en la acera de la valla del palacio Real -desde luego, montado en la acera y con las luces de emergencia-, para consultar a los policías del palacio Real si se suspendía o no el concierto; pues bien, cuando aparqué no había ningún policía municipal que me impidiera aparcar ni un solo momento, tardé en la gestión unos minutos, pues todo se redujo a intercambiar impresiones, con los policías y las personas que al igual que yo estaban interesadas en el citado concierto.¡Cáspita! Cual no sería mi sorpresa al regresar a mi vehículo para continuar mi camino -pues, finalmente, el concierto se suspendió- que me encuentro con una sanción por mal aparcamiento. Como me pareció injusto el modo de agazapeo que utilizó la policía para multarme, busqué infructuosamente al agente, pues pretendí ante todo excusarme y tratar de que me retirase la sanción, habida cuenta de mis razonamiento más que justos, pero no fue posible dar con él, seguramente estaba escondido, mirando en la distancia mi reacción, consciente de que había actuado a traición y por la espalda, y quién sabe si arrepentido. Por favor, cumplan con su misión, pero sean serios. ¿Tanto molestaba mi vehículo? Si era así, pido disculpas y adelante con la sanción.-