Fuera los grilletes de la Puerta del Sol
Me gusta la Puerta del Sol, no puedo estar mucho tiempo sin verla; es alegre, bulliciosa, cosmopolita y diversa, tiene muchas calles, comercios, edificios y, sobretodo, su gente. Me gustaba antes de que pusieran las farolas modernas y la estatua de Carlos III y me gusta ahora también.Pero lo que me irrita y me hace sentirme mal cuando paso por allí, son los hierros que alrededor de las dos fuentes han colocado para que nadie se siente.
Me recuerdan a los alambres de espino. Cuando se pusieron esas fuentes, las gentes que desfilaban por la Puerta del Sol se sentaban un rato a descansar: hombres, mujeres, jóvenes, etcétera.
Pero no sé a quién se le ocurrió la idea de que en esas fuentes estaba prohibido sentarse. Y ese aire acogedor y hospitalario de la plaza ha desaparecido.
La plaza es un trasiego de gente, un ir y venir deprisa. Le faltan asientos.Tenemos todo el suelo peatonal, árboles protegidos, el oso, Carlos III, la Mariblanca, pero no podemos sentarnos a contemplarlos.
¡Por favor, quiten los grilletes a las fuentes!.- .
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