"El público de Madrid compensa todo por el calor de su respuesta"
Su padre fue hombre bala y su madre una mujer cañón. En su casa todo marchaba sobre ruedas, porque rodantes eran los cimientos de la caravana donde, al abrigo de una carpa, crecieron con la cara pintada, impresionando a chavales de su misma edad. En el hogar de los Raluy, Carlos y Luis, de 55 y 56 años, nacidos en Tarragona, sucedía todo aquello que tantos otros niños sólo ven en sueños o en alguna ocasional visita al circo. Lo suyo es especial como las caravanas que forman la comitiva del Raluy y que forma por sí sola un museo perfectamente conservado que, con razón, se resiste a progresar. Los carruajes vivienda datan de 1936. El bar es un, vagón de tren del 27, y las taquillas, un camión de 1908 restaurado y listo para recorrer el mundo al ritmo del inconfundible sonido de su tracción delantera. Con toda la razón, cuidan su circo como se cuidan las piezas de un museo, los tesoros y las colecciones. Con el mismo amor con que se mima un capricho; y a coleccionistas caprichosos advierten de antemano que se abstengan de ponerle precio alguno a sus antojos. El Circo Raluy no está en venta.
Pregunta. Un viaje en el tiempo y no por arte de magia.
Respuesta. No. Por arte de trabajo. Pero todos estos carruajes no están en absoluto de adorno. Nosotros vivimos en uno de ellos, y nuestros hijos, también.
P. Hijos, padres, tíos y sobrinos de artistas. ¿Endogamia?
R. Eso parece. Esta profesión no solamente se hereda, sino que acabamos casándonos entre nosotros. Se tiene más tendencia a entrar en este mundo que a salir de él.
P. ¿Contentos con su emplazamiento junto al Templo de Debod?
R. Es un lugar magnífico, sin duda. Pero quizá algo escondido. Nos han comentado que no resulta demasiado fácil encontrarlo. Pero el público de Madrid lo compensa todo. Responde con mucho calor.
P. Dicen ustedes que el Raluy es un circo para adultos.
R. Así es. Los niños se han acostumbrado a una imagen muy desvirtuada por la televisión. Nosotros queremos parecernos más al Circo del Arte o a los payasos de Fellini. En el circo en vivo, las estrellas se han hecho en la carpa, y es ahí donde se han ganado el cariño del público. Como Pinito del Oro o los Tonetti.
P. ¿No resulta monótono el trabajo de payaso?
R. No, ya que hay que improvisar muchísimo. A los payasos nos toca cubrir muchos tiempos muertos.
P. ¿Ni cansado arrastrar la casa de un lado para: otro?
R. El circo es así. Aquí hay muchos sectores que piden un circo estable. Eso sería un fracaso.
Hermanos Raluy. Hasta el día 29 de junio, en el Templo de Debod. Entradas: niños, 800 pesetas; adultos, 2.000. Lunes, cerrado. Teléfono 902 32 63 30.
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