Un Jordan enfermo fue más Jordan que nunca

El quinto partido de la serie final colocó a Chicago a un paso del quinto anillo y nos dejó una imagen para la historia. Quedaban 6 segundos y Utah solicitó tiempo muerto. Pippen se apresuró a acercarse a Jordan para evitar que su compañero y amigo se desplomase en mitad de la cancha. Su majestad, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, no podía mas. Ayudado ya por el resto del equipo, se sentó en el banquillo y no tardó en ponerse a vomitar. Para desgracia de Utah, todo esto ocurría segundos después que Jordan les ejecutase sumarialmente con un triple a falta de 25 segundos (85-88). Con este lanzamiento crucial llegaba al punto 38, que acompañó con 7 rebotes, 5 asistencias y 3 robos de balón. Enfermo, dosificando sus mermadas facultades, Jordan dio toda una exhibición de profesionalidad, inteligencia, ambición y espíritu ganador. Una actuación heroica que pasará a los anales de la historia.A Jordan no se lo pusieron fácil ni sus adversarios ni tampoco sus propios compañeros. Puede que influenciados en su moral por el estado físico de su estrella, Chicago firmó el primer cuarto de partido más desangelado que se le recuerda. Los problemas de Jordan se hicieron evidentes desde el inicio (andaba más que corría) y Utah, sin hacer nada del otro jueves, tomó la delantera hasta extremos que hicieron temer que el partido no iba a dar mucho de si (36-20, minuto 3 del segundo cuarto). Phil Jackson, desesperado, pidió un nuevo tiempo muerto. Fueron dos minutos cruciales. Algo cambió. O simplemente Jordan comprendió que sólo él era capaz de cambiar las cosas.

A ese tiempo muerto acudió un equipo destrozado y surgieron los Bulls de siempre. Jordan firmó 17 puntos de todos los colores en el segundo cuarto, su defensa ganó en efectividad y dureza y aparecieron los primeros problemas para los Jazz. A falta de 50 segundos para el descanso, la remontada de los Bulls concluía (47-48). Pero no todo eran malas noticias para los Jazz. Surgió Ostertag, el armario de Utah, y junto con un acertado Russell daban cumplida réplica hasta alcanzar el último cuarto en posición ventajosa (72-65).

Llegado el momento cumbre, la duda en todo el Delta Center radicaba en saber si Jordan aguantaría. No sólo aguantó, sino que completó una actuación épica. Sacando fuerzas de su inmensa capacidad de sufrimiento, Jordan se multiplicó hasta la extenuación. Con Pippen de vuelta a la vida y Kukoc inmenso en los triples, los Bulls aguantaron un ambiente infernal y el partido, la final, la gloria, hubo de decidirse en el último minuto (85-84). Con 46 segundos por jugar, Jordan disponía de dos tiros libres para traspasar la responsabilidad a los Jazz. Primero igualó el encuentro, pero erró el segundo. Milagrosamente capturó el rebote y los Bulls se dispusieron a realizar su ataque definitivo. Pippen intentó jugársela en la posición de pívot, pero Russel fue a hacerle el dos contra uno. Craso error. Pippen se la pasó a Jordan, Stockton llegó tarde al relevo y el Rey pudo elevarse por detrás de la línea de tres puntos. El balón entró y unos segundos después Jordan se derrumbaba.