El escalón de los 'humanos'

Como en el Masters, otra vez en horario televisivo estelar, diez minutos después que Tiger Woods, que jugará los dos primeros días acompañado por el ganador del año pasado, Steve Jones, y el vencedor del Open Británico, Torri Lehman-, José María Olazábal saldrá a disputar su segundo grande del año. Será el único español entre los 156 participantes del torneo más democrático -el Open de EE UU funciona como campeonato nacional abierto a cualquiera que dé a una bola: en las fases previas participaron 7.000 jugadores, entre ellos el ex tenista Ivan Lendl, pero sólo 63 consiguieron clasificarse-, pero no el menor de los humanos -los que no son el Tigre- que aspiran a la victoria. El Open de EE UU no es, sin embargo, el mejor escenario para el vasco, q ue disputó la semana pasada el Kemper -terminó a ocho golpes del ganador, Justin Leonard-, a pocos kilómetros del Congressional. El juego corto, gran dominio de Olazábal, el terreno en que marca la diferencia, no existe en ese tipo de campos. El que se va al rough -aunque Olazábal, que la daba más recta que nunca, esperaba no vistarlo con asiduidad- no tiene más remedio que pensar en bogey.

Colin Montgomerie ha avalado su propia candidatura. "Este campo me va de perlas", dice el rubicundo escocés, que se confiesa "ansioso" por desafiar al Tigre. Woods, aparte del escocés, cita a otros posibles rivales. "Tiene que ser alguien que esté en racha ya. Leonard, por ejemplo, que la está dando muy recta", dice Woods. "O Faldo, o Norman. Hasta Lehman, segundo el año pasado".

Hay, entre los 156, un jugador que se siente feliz así, eclipsado por la fama de Woods. Se trata de Steve Jones, el sorprendente ganador del 96. Entonces, vivió la historia de cenicienta. Llegó después de tres años de lesión, y ganó, saliendo de la nada. "Admiro a Woods", dice Jones, "y le agradezco que nos deje a los demás en otro escalón. Me gusta volver a ser Cenicienta otra vez".