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La operación para levantar un barrio sobre las vías de Chamartín arranca el 24 de junio

José Manuel Romero

El ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, anunció ayer el acuerdo definitivo con los responsables del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid para iniciar la Operación Chamartín, anunciada hace cuatro años y paralizada por el gobierno municipal, que desde el principio rechazó la "excesiva edificabilidad" que pretendía Renfe. Este proyecto urbanístico, "probablemente el más importante que va a tener Madrid en esta segunda mitad de siglo", según Arias-Salgado, arrancará el 24 de junio con la creación de un consorcio formado por las tres administraciones.

La Operación Chamartín nació de un concurso convocado por Renfe para que arquitectos y grupos financieros e inmobiliarios presentarán ideas con las que rentabilizar los terrenos de la compañía al norte de la ciudad.El proyecto consistía en cubrir el haz de vías de la estación y levantar encima viviendas, oficinas y parques. Ganó aquel concurso el grupo Argentaria, que presentó un diseño del arquitecto Ricardo Bofill basado en la construcción de 5.000 viviendas, oficinas, equipamientos y zonas verdes. Entonces se planteó una obra cuya duración sería 11 años, con una inversión prevista de 130.000 millones de pesetas. Renfe ponía los terrenos, Argentaria financiaba la operación y, al final, se repartían las ganancias: un 60% para la compañía ferroviaria y un 40% para el banco. La compañía anunció que dedicaría la mayor parte de los beneficios de este preyecto urbanístico a mejorar cuatro zonas ferroviarias del sur de Madrid (Cerro de la Plata, Cerro Negro, Entrevías y Abroñigal). Las administraciones públicas conseguirían cesiones de suelo muy cuantiosas a cambio de autorizar esta operación.

La Operación Chamartín murió y resucitó varias veces en cuatro años. Sólo se ha recuperado definitivamente el proyecto cuando las tres administraciones han estado en poder del PP. En las últimas semanas, los dirigentes populares del Ministerio de Fomento, de la Comunidad y del Ayuntamiento alcanzaron un acuerdo que les permitirá firmar, el próximo 24 de junio, la constitución de un Consorcio Urbanístico de Supervisión y Tutela cuyo cometido principal será controlar el correcto desarrollo de toda la operación. Argentaria, a través de su empresa Desarrollo Urbano de Chamartín (DUCH), será la encargada de financiar todas las obras y comercializar el producto final (viviendas y oficinas).

Como el proyecto estuvo empantanado cuatro años, las cifras económicas se han multiplicado por dos. La operación necesita ahora 200.000 millones de pesetas de inversión directa, de los que 65.000 millones se dedicarán a infraestructuras. Los trabajos se alargarán durante 10 años y se crearán, según han calculado los especialistas, 15.000 nuevos puestos de trabajo.

En el proyecto de Bofill se establecía la construcción de una nueva sede central de Renfe de 22.000 metros cuadrados (7.700 millones de pesetas de inversión) y la mejora del servicio ferroviario en la estación (17.000 millones).

Viviendas sin precisar

Renfe y Argentaria urbanizarán 3,2 millones de metros cuadrados, sobre los que podrán edificar 1, 15 millones de metros cuadrados. Nadie ha podido precisar qué espacio se dedicará a oficinas y cuántas viviendas se levantarán. El proyecto original de Bofill calculaba 5.000 pisos. El ministro de Fomento declaró ayer que se "van a movilizar tres millones de metros cuadrados para la construcción de 10.000 viviendas".El consejero de Obras Públicas de Madrid, Luis Eduardo Cortés, tan sólo se atrevió a garantizar que se firmará la constitución del consorcio, en el que las tres administraciones estarán representadas a partes iguales. "A partir de ese momento, trabajaremos las instituciones unidas para definir qué tipo de construcciones caben en ese espacio, y crearemos un consejo rector donde tendrán cabida empresas inmobiliarias privadas. De momento, no se pueden dar cifras", señaló a este periódico.

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