Cuidado
El otro día paseaba yo por el parque del Oeste y vi a un niño pequeño que jugaba con un amigo. Ambos mordisqueaban unos caramelos con palito, tan contentos.El caso es que les observé y me figuré que uno de los dos se caía al suelo y, al golpearse contra la tierra, se clavaba el palito de su caramelo en la garganta. Recuerdo que algo similar le sucedió a un hijo mío y desde entonces adquirí la sana costumbre de doblar el palito de tales caramelos, ya que, al no ser rígido, ante cualquier golpe, una vez doblado, pierde su peligrosidad. Mi hijo ya es mayor, pero se hizo entonces mucho daño. En aquella ocasión, un pediatra del hospital infantil del Niño Jesús, enfrente del Retiro, me recomendó que hiciera con los palos de esos caramelos lo que yo ahora propongo a todos los padres y madres de niños pequeños que consumen ese tipo de dulces. Espero que mi consejo les sea de utilidad.-
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