La sonrisa
El presidente del Gobierno, señor Aznar, mal aconsejado por su señor experto en imagen, gasta la misma sonrisa en los bautizos que en los entierros. Con motivo de la rebelión de los fiscales, nuestro hombre se echó a reír y minimizó la cuestión, hasta el punto de provocar una indignación consensuada entre la fiscalía, aunque tal vez la risa se debiera a que no le llegaba la camisa al cuerpo. Esta risa tonta se debe al síndrome de La Moncloa, porque Felipe González también se echaba a reír cuando casi todos teníamos ganas de llorar. Tampoco se ríe bien González en la oposición. Es la suya una risa de flan chino El Mandarín.Estoy de acuerdo en, que la risa de Aznar es chapliniana, pero no de Charles, sino de Geraldine Chaplin. Aznar tiene algo de personaje de Carlos Saura antes de que Saura se pusiera las castañuelas, y me recuerda a Geraldine Chaplin en Peppermint frappé. Es la mía una asociación de imágenes completamente automática, que sería incapaz de razonar, pero Aznar llega a conmoverme porque se equivoca de cara casi siempre. Me han dicho que es muy resabiado y que no olvida un agravio, ni siquiera una crítica, hasta el punto de que sus agravios necesitan plataformas digitales. Bien hecho. Yo hago lo mismo. Pero su asesor de imagen debiera señalarle que enfríe sus emociones sin pasar por la sonrisa, y mucho menos por la risa, porque Dios no le ha dado la gracia de la risa. La sonrisa y la risa de Aznar siempre llevan corbata.
Y así fue que el otro día, cuando le vi reír rodeado de las cabezas cortadas de tanto fiscal, cual rey medieval en plena campana, que no campaña, de Huesca, recordé una preciosa canción siempre en las boquitas sin pintar de las chicas de la Sección Femenina: La farola de Pala cio / se está muriendo de risa / por que ve a los populares / con corbata y sin camisa.