El Barça sucumbe al 'síndrome Ronaldo'

Despojado del brillante individualismo de Ronaldo, el Barcelona apareció desnudo en el Rico Pérez: como un equipo deshilachado y sin estructura alguna. Desmadrado. El conjunto azulgrana no sobrevivió al síndrome Ronaldo. Sucumbió a una semana hipertensa que supuso la desgarradora despedida de Ronaldo. En tres partidos sin la estrella brasileña, el Barça no logró ni una victoria lo que aumenta el mito del dentudo delantero y acrecienta los agobios del presidente Núñez que tendrá todo el barcelonismo alzado en armas.Ahora bien, en todo esto algún mérito tuvo el Hércules, que se tomó el partido como una cuestión de orgullo. Porque otra cosa no, pero el Hércules regresó a Primera 10 años después para ganarle al Barça. Lo hizo en las dos ocasiones en las que se toparon en Liga. Una vez hecho esto, y con la Liga reluciente en el Bernabéu, el conjunto alicantino regresa tranquilamente a donde venía: la Segunda División.

Del estado aletargado del Barça ayer en Alicante, baste reseñar la pasividad del portugués Fernando Couto en el segundo gol local: esperó tanto que vino Pavlicic desde muy atrás y agradeció el regalo.

Y eso que el grupo de Robson, recibido entre grandes honores por las numerosas penas barcelonistas de Alicante, simuló el propósito de enseñorear el partido. De las botas sedosas de Guardiola y De la Peña, el juego fluyó por unos instantes.

Sin embargo, fue una intención evanescente. Con el marcador favorable, el equipo azulgrana se durmió en su supuesta majestuosidad y el humilde Hércules tiró de dignidad para equilibrar el encuentro. Apretó las tuercas el conjunto alicantino y el Barça se desintegró en todas sus líneas, sobre todo la defensiva, que apareció más blanda de lo acostumbrado. El Hércules limaba sus deficiencias técnicas con entusiasmo desaforado.

El Barça se jugaba la Liga, pero nadie lo diría. El Hércules, en cambio, sólo tenía en juego el orgullo (bien, quizá también