Venus Williams, una diosa sin pedigrí
Venus Williams no llenó la pista 1 -apodada la plaza de toros por su semejanza-, en la que realizó ayer su debut en los torneos del Grand Slam, pero dejó a su alrededor un aura de tranquilidad, calma y sosiego impropios del ajetreado circuito en el que está viviendo. Venus es adorada ya en su país, Estados Unidos, como la diosa que proclama su nombre. Sin embargo, echar un vistazo a su hoja, de servicios resulta desolador. Esta jugadora negra, que el próximo día 17 cumplirá 17 años, no ha logrado todavía nada en el contexto del tenis mundial. Desde que debutó a los 14 años ha disputado alrededor de 30 partidos y su palmarés sigue aún incólume. Ayer, Venus dio un nuevo paso en su carrera profesional al abrir su Ieyenda a los torneos el Grand Slam. Pisó por primera vez la tierra batida europea y gano su primer partido frente a la japonesa Naoko Sawamatsu, 49 del mundo, por 6-6, 6-7 (2-7), 7-5.Aunque constató la potencia de sus golpes de fondo, la efectividad de su servicio y la eficacia de su volea y su smash, salieron de la pista con la sensación de estar viviendo el nacimiento de la última estrella del circuito femenino Sin embargo, desbancar a Martina Hingis, de 16 años, del liderato mundial es su misión en esta vida. Al menos eso es lo que asegura su padré, Richard Williams: "Lo único que puede impedir que se convierta en número uno del mundo a los 18 años es un accidente".
Para la familia Williams todo debe desarrollarse de forma planificada, sin prisas y sin estridencias. Hasta ahora, Venus Williams ha sido uno de los tesoros mejor guardados de la tierra. No ha salido de Estados Unidos y ni siquiera ha podido codearse con las jugadoras de su edad, puesto que su padre le ha impedido disputar los torneos juniores.
Sin embargo, las expectativas que ha creado vienen avaladas por algunos datos incuestionables: en su primer torneo profesional, a los 14 años, tuvo a Arantxa Sánchez -entonces en camino del liderato mundial- 6-2 y 3-0 antes de acabar perdiendo; y su potencial volvió a ponerse en evidencia esta temporada cuando ganó a Iva Majoli (9ª del mundo) para alcanzar los cuartos de final en Indian Wells y a Capriati para situarse en la tercera ronda de Cayo Vizcaíno.
Su lanzamiento ha sido espectacular. Su 1.80 metros de altura, su pelo replegado en 70 trenzitas adornadas con dos kilos de perlas, y la ropa plateada que le ha diseñado especialmente la marca Reebok, la convierten en una jugadora exótica en el circuito.
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