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FÚTBOL 39ª JORNADA DE LIGA

Empate de guante blanco

El Extremadura arranca un sabroso punto en su visita al Atlético

Por encima de todo, fue un partido de guante blanco. Sin una patada de más, ni una mala mirada. Y ese clima de buenos modales generó muchas más ocasiones que buen fútbol. En el Atlético pesó más su evidente falta de motivación que el esfuerzo que realizó por demostrar lo contrario. Buscó el gol reiteradamente, aunque sin obsesionarse, y tuvo ocasiones a granel. Pero careció del instinto asesino obligatorio para culminar en el fondo de la red todo ese trabajo. El suyo, al cabo, pareció un ejercicio relajado de diversión. Le faltó el plus que concede la necesidad de ganar. E incluso, hasta las ganas de vencer.De todo ello se favoreció el Extremadura, que se llevó del Calderón un punto sabroso. Pudo perder el equipo de Almendralejo, sobre todo cuando en el tramo final del choque, en los últimos veinte minutos, se le acabaron el oxígeno y las ideas. Aunque fue de más a menos, su faena tuvo mérito. Su juego estuvo cargado de criterio y orden. Y también, aunque en menor número que el Atlético, de oportunidades. Su problema no fue tanto la falta de motivación y obligaciones, que las tiene y muchas, sino la carencia de calidad en los metros de la verdad. Su pegada procede en exclusiva de Duré y Silvani, y a los dos los echó ciertamente de menos ayer.

El primer tiempo, a los puntos, fue del Extremadura. El Atlético asumió el dominio y persiguió el gol, pero las riendas, con Basualdo al volante, las tenían los chicos de Josu Ortuondo. Estuvo el Atlético, con todo, cerca del 1 -0. El palo, que escupidó un golpe franco magistral de Pantic, y Navarro Montoya, espléndido durante toda la tarde- lo evitaron. Y fue el Extremadura, después de un aviso serio de Ferreira, el que encendió por vez primera el luminoso. El gol lo firmó Pedro José a la salida de un córner. Previamente hubo un penalti, por manos de Aguilera, pero Rodríguez Martel aplicó la ley de la ventaja y liberó así al rojiblanco de la expulsión. Todo ello sucedió en el minuto 20. De ahí hasta el descanso, el Extremadura se hizo dueño de todo. Hasta de las llegadas más peligrosas, pero le faltó dureza para sentenciar.

La segunda parte, aparte de una muestra de los deseos de Antic por demostrar su autoridad -hizo jugar de nuevo a Solozábal de lateral izquierdo, algo así como que 'vea todo el mundo que aquí mando yo'-, trajo un cambio de guión. El Atlético se encontró el empate pronto, obra de Simeone, a quien el público del Manzanares, por cierto, rogó con insistencia que no se fuera a Italia. Y el Extremadura, tras apurar todas sus balas -Estebaranz tuvo tres goles en la bota-, se quedó sin fuerzas y bajó los brazos. Se tiró atrás, abandonó su juego de toque y se dedicó a cuidar el puntito. Fue entonces cuando el Atlético lo tuvo todo, ocasiones clamorosas incluidas, para hacerse con los puntos. Llegaba y llegaba el Atlético, pero como no había necesidad de ganar, y tal vez tampoco demasiadas ganas, la cosa se quedó en empate.

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