Una cita con Antonio
Mauricio contó ayer ante el tribunal que juzga el caso Alcásser que días después de ser encontrados los cadáveres de las tres niñas (enero de 1993) acudió a una casa habitada por gitanos en Villamarxant para encontrarse con su hermano, el fugitivo Antonio Anglés. Negó que el recado para esa cita lo recibiera en nombre de un tal Francés, persona que no ha sido identificada. La Guardia Civil le sorprendió en las inmediaciones de la casa y le usó, según Mauricio, "como escudo" contra Antonio. "Si hubiera estado allí, mi hermano me pega un tiro, porque a ése le da igual" se lamentó.El testigo también rectificó otra declaración en la que afirmó que pasó muchos fines de semana en la caseta de La Romana. Ayer aseguró que se refería a acampadas con Antonio y Ricart en una zona cercana. Mauricio quiso hacer ver que no sabía nada de la fosa, que relacionó con el crimen por una simple "suposición, un pensamiento" al conocer que en ella se encontraron adhesivos de la moto que sepultaron anteriormente en el mismo lugar.
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