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Entrevista:

"Me he hartado de que Madrid quiera parecer Nueva York"

Fue uno de los artífices de los Módulos del Todo tiene su fin y demás éxitos de aquellos tiempos de gloria, pero ahora anda por muy diferentes andurriales. Su último y más ilusionante proyecto gira en torno a inequívocas referencias al acervo patrio: lo ha dado en denominar Desde el Sur de Europa, y en él comparte emociones con el violonchelista Víctor Gil, de 40 años, y Pedro Miguel Garbajosa, de 27, que sopla el clarinete. Tomás Bohórquez (Mérida, 1948), pianista fino y sensible, es el compositor de Estampas, un disco de inusual belleza que ya ha con notable éxito en auditorios de Dublín, Atenas o Beirut.Pregunta. Eso del Sur y de Europa, ¿es una reivindicación de la cultura ibérica en el ámbito de Maastricht?

Respuesta. Pues claro. A mí me molestaría mucho que la convergencia europea, el euro y demás derivados nos desposeyeran de nuestra idiosincrasia, de nuestra alegría de vivir. Me he hartado de que Madrid quiera parecerse a Nueva York o a cualquier otra gran urbe, porque se está convirtiendo en un hábitat distante y agresivo.

P. De modo que usted osa elogiar, en uno de los títulos de Estampas, a la españolísima y desprestigiada siesta...

R. La siesta, los garbanzos, el vino y la tortilla de patata. En un país con tanta luz como éste, lo de descansar el cuerpo a media tarde es fundamental. Yo abogo por no ir tan deprisa, sobre todo porque a menudo no sabemos adónde ni para qué.

P. ¿Y qué hay de la España trágica?

R. Mi música pretende describir la España blanca: profunda, sutil y riquísima al tiempo. La parte más negra no me interesa. Soy optimista y quiero morirme con la sonrisa en los labios, con la idea de que, al menos, lo intenté...

P. De esa idiosincrasia nacional de la que habla, ¿queda alguna cosa en Madrid?

R. Queda algún madrileño que aún se siente parte de aquel pueblo grande de La Mancha que fue esta Villa y Corte. Pero poco más.

P. En estos tiempos tan sofisticados, ¿cómo se le ocurre formar un trío de piano, chelo y clarinete? tachársenos de decadentes, sí, pero, dada la locura musical imperante, bendita sea la decadencia. No me atrevo a augurar nada bueno si a los jóvenes les seguimos forjando a golpe de bakalao. A lo mejor, lo verdaderamente revolucionario pasa por alimentar el espíritu para cosas amorosas.

P. De los tres millones de almas que viven en Madrid, ¿cuántos llegarán a conocer la música de Desde el Sur de Europa?

R. Nunca pasarán de ser una minoría, pero aspiro a que al público se le pase el miedo, que se arriesgue a conocer alguna alternativa a la mediocridad y ramplonería imperantes. Por eso, porque queremos llevar la música a la gente, estamos preparando de cara al otoño un concierto en el metro, en la estación de Moncloa, aunque para ello tengamos que pelearnos con la tediosa burocracia imperante.

Desde el Sur de Europa actúa hoy, 21, a las 21.00, en el Círculo de Bellas Artes. Marqués de Casa Riera, 2. Precio: 1.500 pesetas.

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