Condenas de cárcel para 4 rapados de Leganes por apalear un joven
La Audiencia de Madrid ha confirmado íntegramente una sentencia del Juzgado de lo Penal 14 de Madrid que impone fuertes penas de cárcel para cuatro cabezas rapadas de Leganés que apedrearon un bar libertario de esta localidad el 22 de de octubre de 1993 y, minutos después de esa primera fechoría, propinaron una fenomenal paliza a un transeúnte (80 días de baia), al que llamaron "rojo de mierda".
La sentencia declara probados los mismos hechos y condenas que en su día validó el juez José Antonio Alonso, del Juzgado de lo Penal 14. Los dos principales condenados son Álvaro Sánchez de la Morena (cuatro años y dos meses por lesiones y otro año por desórdenes públicos) y Francisco Javier Prado Gutiérrez (igual pena). Los dos tendrán que ingresar en prisión, aunque el primero, apodado Alvarito, se halla desde hace tiempo entre rejas cumpliendo otra condena de ocho años por haber apaleado también, en marzo de 1994, junto con otros neonazis, a tres muchachos que paseaban por la plaza de Antón Martín (una de las víctima quedó inválida).La Audiencia también ha ratificado las penas (un año por lesiones y cuatro meses por desórdenes públicos) para los entonces menores de edad Andrés Tejero García y David Jiménez Mesas, este último hijo de un guardia civil. Varios guardias amigos de su padre testificaron a su favor en el juicio.
Algarada
La sentencia declara probado que los condenados, poco antes de las doce de la noche del 22 de octubre de 1993, formaban parte de una pandilla integrada por unas 13 personas. Parte de ellas, según el fallo judicial, Ilevaba el cabello rapado y portaba símbolos propios de los grupos conocidos como skins heads". Esa noche, sostiene el tribunal, la pandilla se acercó a las puertas del bar Sánchez, en Leganés, con la idea de "formar una algarada". Dos miembros del grupo, uno provisto de un palo y otro de un pulverizador de gas lacrimógeno, accedieron al local (frecuentado por anarquistas y libertarios). El que portaba el palo golpeó a un cliente, mientras el otro rociaba el pulverizador en el interior del local. Paralelamente, los otros (algunos no han sido identificados) lanzaron piedras contra el bar desde la calle. El dueño del local sufrió heridas que tardaron en curar dos semanas.
Quince minutos después, el grupo abordó a David Nebreda, que paseaba por la calle del Río Tajo. Sin mediar palabra, le golpearon con un bate de béisbol y otros objetos. Nebreda cayó al suelo por los golpes, donde, además, recibió patadas de forma ininterrumpida durante cinco minutos, al tiempo que le tildaban de "rojo de mierda". Tardó tres meses en recuperarse de las heridas.
Endika Zulueta, abogado de la acusación particular, indicó ayer que la sentencia "se ajusta a derecho". Opinó que ningún fallo judicial debe ser "ejemplarizante", aunque sí debe servir, apostilló, "para concienciar a la sociedad de la inutilidad de la violencia".
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