La fortuna se alía con la Real
El Racing no supo interpretar la ambición de su técnico
De todos los protagonistas del encuentro sólo Marcos Alonso interpretó correctamente el espíritu del partido: entre hermanos pobres de la ambición europea no puede haber contemplaciones. El tren de la UEFA pasaba por Anoeta y Marcos Alonso puso a sus hombres en fila para que lo cogieran sobre la marcha. La Real Sociedad, fiel a su aspecto, se sentó en la estación y esperó a que le llamara el revisor que como el cartero le avisó dos veces de su llegada. No hizo más que atender a sus señales para alcanzar el último vagón.El Racing dispuso la artillería con tres delanteros y otros tantos centrocampistas obsesionados con la portería rival. Eso le otorgó el balón y el ritmo del encuentro, sólo amenazado de salida por una excentricidad de De Pedro en un saque de esquina directo. Pero el técnico racinguista estaba ayer por encima de sus futbolistas que entendieron el sentido del partido pero lo ejecutaron con sordidez. Ninguno se dio cuenta de la posición falsa de Bestchastnykh que sacaba de quicio a Fuentes; nadie buscaba el cuerpo a cuerpo de Alberto; nadie, en suma, comprendía lo que su técnico buscaba.La Real Sociedad no engañaba, racaneaba el fútbol y confundía cada acción como si el partido tuviera más de trámite que de lucha agonística.
Irureta, ya sin el talismán de la gabardina, halló fortuna en las sustituciones. Introdujo a ldiakez y en un libre indirecto ningún jugador racinguista se encargó de su marcaje propiciando un gol sorprendente.
Una vez más la Real Sociedad, espesa y fría, encontraba el pozo en un acto de fortuna aunque después De Pedro ratificara la victoria con un ejercicio técnico digno de su pierna izquierda al ejecutar otro libre directo.
La derrota le incapacita al Racing para sobrevivir a la lucha europea y restablece el ánimo de una Real que no esconde su abulia futbolística pero mantiene sus constantes vitales gracias a espasmos y fortunas.
Marcos entendió el partido pero su trabajo no tuvo aplicación más allá del vestuario. En la práctica Irureta obtuvo beneficio a su obra repetida quebrando una racha de derrotas.
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