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Una película, de Alan Smithee

El director fantasma de Hollywood dirige un filme sobre si mismo

Es el tipo de ironía que en Hollywood sólo pueden atreverse: a imaginar Robert Altman o los hermanos Coen, pero ahora -está ocurriendo en la realidad, o mejor dicho, en Los Angeles (California), que no es exactamente lo mismo. Es la madre de todas las bromas que el cine puede gastarse a sí mismo... ¿o es quizá una pura maniobra publicitaria? Lo que está claro es que se trata de una película de Alan Smithee.Empecemos por el principio. Existe desde hace años un reglamento del Sindicato de Directores de Estados Unidos (DGA, en sus siglas en inglés) mediante el cual un director que reniega de su película está obligado a firmarla con el seudónimo "Alan Smithee". A veces, en vez de Alan se ha usado Allen, que suena igual.

Esto ha ocurrido en multitud de películas, la mayoría poco conocidas. David Lynch recurrió a esta maniobra defensiva con Dune cuando este filme se emitió en televisión, y Dennis Hopper lo hizo también con su película de 1989 Backtrack. El mecanismo suele delatar desavenencias con los productores, descontentos con el resultado final y otras circunstancias propias de la voracidad del negocio. En otras palabras, es como poner a una película un cartel. diciendo "No merece la pena verla".

El guionista Joe Eszterhas (Instinto básico, Showgirls) y el director Arthur Hiller. (Love Story, ¡Autor! ¡Autor!) debieron pensar en un momento que en esta especie de farsa legal había buen material y se pusieron manos a la obra en una comedia que habría de titularse Una película de Alan Smithee.

Pero ahora, como no podía ser de otra manera, Arthur Hiller se ha enfadado con Eszterhas (que también es productor) sobre el resultado final y ha decidido que su nombre no conste como director. O sea, que Una película de Alan Smithee será casi con total seguridad una película de Alan Smithee.

"Esto no es un truco, es algo muy doloroso para mí", declaró Arthur Hiller al semanario especializado Variety, que se temió una estratagema publicitaria movida por Eszterhas, personaje que sabe mucho sobre cómo asociar una polémica a la promoción de un filme. De ser un montaje, en este caso nadie niega que habria sido brillante. Y además sería un montaje que de por sí diría más cosas sobre Hollywood que la propia ironía de la película. Al parecer, Eszterhas cortó 19 minutos de la versión acabada por Hiller y la mostró, con gran éxito, a una audiencia de pruebas.

Para Hiller, que además casualmente es el presidente de la Academia de Artes y Ciencias del Cine, la entidad que otorga los oscars, ésa no era la película que él había acordado dirigir. Según una versión de lo ocurrido, Eszterhas y Hiller se pusieron a discutir a la salida de la proyección de pruebas y el primero le dijo al segundo: "Deberías darme un beso en el culo por haber arreglado tu película". Esta misma semana, Hiller pidió a la DGA que le cambiaran su nombre en los créditos por el de Alan Smithee.

Según lo previsto, Una película de Alan Smithee se estrenará en otoño en Estados Unidos. Trata de un director británico llamado (¡vaya, hombre!) Alan Smithee que llega a Hollywood y se pone a dirigir una película con Sylvester Stallone, Whoopi Goldberg y Jackie Chan. Estos tres actores salen realmente en la película, mientras que Smithee, está interpretado por Eric ldle, ex miembro de Monty Python.

Smithee odia la película que está haciendo, cuyo presupuesto además está sobreinflado, pero no puede renegar de ella, porque su nombre real es igual al seudónimo. Entonces decide secuestrar el negativo de la película y quemarlo. Otro importante factor que trae a la mente la palabra ."publicidad" es que, al parecer, Una película de Alan Smithee la necesita desesperadamente. Eszterhas tiene fama de bocazas en Hollywood, y éste es un proyecto que fue rechazado sucesivamente por diversos estudios antes de encontrar financiación. De hecho, antes de que Arthur Hiller fuera contratado, el director iba a ser el húngaro Milcho Manchevski (Before the rain) lo cual, de nuevo, parece otro disparate propio de una comedia absolutamente absurda.

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