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El hipodromo de la Zarzuela lleva cinco meses sin celebrar carreras

Vicente González Olaya

El hipódromo de La Zarzuela ha entrado en fase terminal. Ayer, medio centenar de empleados (la mitad de la plantilla) se concentró ante las puertas del recinto para exigir una solucióna la paralización de las actividades hípicas. El hipódromo no celebra carreras desde hace cinco meses (tres de temporada invernal y dos de primavera) y adeuda los premios de los últimos dos años, según los trabajadores.

Conchita Mínguez, amazona y entrenadora hípica, explicó ayer: "De los 1.200 caballos que teníamos en las instalaciones hace unos años, hemos pasado a menos de doscientos a causa de las crisis. Los trabajadores se están marchando. Hace unos años éramos mil familias viviendo de esto, ahora no pasamos de 150. Los dueños de los caballos se han ido a otras ciudades, porque hace dos años que no se pagan premios".El hipódromo de la Zarzuela arrastra una profunda crisis económica desde mediados de los años ochenta, cuando se empezó a cortar el agua y la luz varias veces por impago. En 1992, las instalaciones, explotadas por la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar, acumulaban casi 2.800 millones de pesetas en deudas. El empresario Enrique Sarasola se hizo cargo entonces del recinto hípico en régimen de concesión hasta el año 2014, y se comprometió a resolver la difícil situación económica.

Cinco años después, el hipódromo agoniza. En febrero, la Dirección General de Empleo de la Comunidad rechazó la regulación de empleo que pretendía Sarasola. Quería dejar en la calle a 22 trabajadores fijos y 47 fijos discontinuos (trabajan sólo los fines de semana).

Solución francesa

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El presidente de los entrenadores, Juan Manuel Sánchez, aseguró ayer a Efe que la empresa francesa SEPMO está interesada en hacerse cargo de la explotación del hipódromo madrileño. "Su idea es excelente, quieren celebrar carreras todos los días, para lo que necesitaríamos entre 4.000 y 5.000 caballos, lo que supondría la regeneración de muchos empleos". Sánchez añade que "la mano derecha" de Enrique Sarasola, José Antonio García, le ha confirmado que las instalaciones están en venta "si les dan 625 millones de pesetas y se hacen cargo de la deuda, unos 1.700 millones de pesetas".

Los trabajadores se quejan de que mientras Sarasola presume de tener un caballo que corre en el extranjero y que vale unos 3.000 millones de pesetas, a ellos no les paga.

Los empleados consideran que "es absurdo que en las instalaciones se realicen rodeos, exposiciones sobre caza y espectáculos diversos y, sin embargo, no haya carreras".

Este periódico intentó ayer, sin éxito, conocer la versión de los responsables del hipódromo. Nadie respondió a las numerosas llamadas realizadas.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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