_
_
_
_

Con los pies en el suelo

El holandés Bergkamp se obliga a largos viajes para evitar el avión

Santiago Segurola

Apenas hace un año, el Betis se interesó por Dennis Bergkamp, un futbolista que había tenido problemas para estar a la altura de su prestigio anterior. Bergkamp fue uno de los muchachos predilectos de Johan Cruyff en aquel Ajax renovador y lleno de talento que sirvió de trampolín a varios jugadores. Entre todos, Bergkamp era el más joven y uno de los que menos dudas ofrecía. Bergkamp se fue al Inter por 2.500 millones de pesetas y una promesa que no pudo cumplir: nunca pudo hacer por su equipo lo que la trinidad holandesa -Van Basten, Gullit y Rijkaard- habían hecho en el Milan. Cualesquiera que fueran sus problemas futbolísticos, había otro que le causó un daño enorme: su invencible miedo a volar.No se sabe mucho sobre los entresijos de aquella negociación con el Betis, pero es seguro que Bergkamp recapacitó muy seriamente sobre las conversaciones con un mapa en la mano. Debido a la extensión de España, la mayoría de los viajes de los equipos se realizan en avión, obstáculo insuperable para Bergkamp, que hace casi tres años decidió no volver a subirse a un aeroplano.

No importa la distancia: Bergkamp no acompañó a la selección holandesa en su viaje a Inglaterra para disputar la pasada Eurocopa. Prefirió un desplazamiento de cuatro horas por carretera que un vuelo de 40 minutos entre Amsterdam y Londres. Su fobia es del tal calibre que le obliga a esfuerzos extenuantes para dar esquinazo a los aviones. Convocado por el seleccionador Gus Hiddink para jugar frente a San Marino, Bergkamp cruzó media Europa en coche para llegar al centro de Italia. En estas ocasiones acostumbra a acompañarse por su suegro, que oficia de chófer forzoso. Su traslado desde Holanda a San Marino duró 10 horas. El regreso se prolongó cuatro horas más, pues Bergkamp juega en el Arsenal de Londres.

Bergkamp tuvo un paso decepcionante por el Inter, sólo remediado por su espléndida actuación en la Copa de la UEFA que conquistó el equipo italiano en 1994. Pero era un hombre infeliz, poco integrado en el abrasivo estilo del fútbol italiano. Y además padecía la aversión a volar que le generaba una angustia desastrosa. Era un futbolista deprimido y fatigado. Cuando le llegó la oferta del Arsenal Bergkamp lo vió como una oportunidad para reencontrarse, como futbolista, para alejarse del feroz ambiente del fútbol italiano y para cumplir el sueño de su padre, que le bautizó Dennis en honor del legendario Dennis Law, estrella del Manchester en los años 60. Y además en Inglaterra las distancias son cortas. Bergamp está a tiro de coche o de autobús de todos los estadios. Por primera vez en muchos años se siente tranquilo y valorado. Su recuperación es evidente. "En Italia, nadie se ríe una hora antes del partido. Todo es tensión. Aquí es distinto: se puede jugar con una sonrisa en la boca", dice Bergkamp, un hombre con los pies en el suelo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_