El FMI atribuye a la mundialización el 20% de la pérdida de empleo industrial en países ricos
ENVIADA ESPECIAL El Fondo Monetario Internacional atribuye a la mundialización, un fenómeno acogido con recelos en los países desarrollados, gran parte de la mejora de la salud de la economía internacional en la segunda mitad de esta década. Y asegura que sólo de un 10% a un 20% de la caída del empleo industrial en los países más avanzados y un porcentaje similar del aumento de la disparidad salarial -el ensanchamiento de la listancia entre remuneraciones más bajas más altas- son debidos a la competencia le las economías en desarrollo.
En un extenso estudio presentado en Washington con ocasión de las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI, los economistas de esta última institución intentan demostrar que es injustificado el temor a que la mundialización presione a la baja los salarios, aumente el paro y reduzca la autonomía de los Gobiernos de los países avanzados.El proceso de avance hacia una economía global "no es una amenaza, 'sino una oportunidad". Tal es el mensaje esencial del FMI. Preocupado por el rechazo que provoca este fenómeno entre amplios sectores de los países avanzados, la institución defiende la mundialización como uno de los principales motores del progreso económico en su fase más reciente y, más aún, de la reducción de desequilibrios como la inflación y el déficit a lo largo y ancho del planeta.
"El comercio internacional y la competencia y, por tanto, la globalización, son, al igual que el progreso tecnológico, fuentes fundamentales no sólo del crecimiento económico, sino de los cambios estructurales en las econornías", señala en su último informe sobre perspectivas económicas.
En dos estudios más complejos elaborados por economistas del FMI, se analiza el efecto de la mundialización en la caída del empleo en la industria manufacturera de los países desarrollados, en el aumento de las diferencias salariales entre los trabajadores más y menos cualificados y en el crecimiento del paro entre estos últimos. Los expertos aseguran que la mundialización ha jugado un "modesto papel" en todos estos cambios.
En su opinión, la caída del empleo en la industria, una tendencia que se inicia en los años sesenta en Estados Unidos y en los setenta en la Unión Europea, tiene fundamentalmente su origen en el aumento de la productividad por la introducción de nuevas tecnologías, que precisan menos mano de obra.
No es sino el reflejo del progreso y la madurez económica de esos países, añaden. El empleo en la industria de estas economías ha pasado del 28% del total en 1970 al 18% en 1994. La caída, no obstante, se ha visto compensada por el crecimiento del empleo en los servicios. En EE UU, este sector da trabajo al 73% de la población activa.
Distintos efectos
El FMI reconoce que, a corto plazo,, el sector de los servicios puede ser incapaz de absorber la capacidad de trabajo sobrante de la industria, sobre todo en economías tan "reguladas" como las europeas.
En este sentido, destacan los distintos efectos de la desindustrialización en los mercados laborales estadounidense y europeo. En EE UU, en los últimos 30 años, ha habido una fuerte creación de empleo, pero también un fuerte aumento de las disparidades salariales. En Europa, mientras, ha habido un crecimiento mínimo del empleo y una subida enorme del paro.
El declive de los salarios de los trabajadores menos cualificados, explican los economistas del FMI, es producto de los cambios tecnológicos más que de la mundialización. El progreso tecnológico, añaden, ha provocado un aumento de la demanda de mano de obra cualificada y una fuerte caída de la de trabajadores poco preparados.
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