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Los investigadores atribuyen el crimen de Ciudad Lineal a una reyerta entre traficantes de droga

Jan Martínez Ahrens

El crimen cometido el pasado jueves en el sótano B del número 16 de la calle del Alcalde López Casero (Ciudad Lineal) se debió a una reyerta supuestamente relacionada con las drogas, según fuentes policiales. El fallecido, Mohamed S., argelino, de 32 años, alias El Chino, había sido detenido en numerosas ocasiones por tráfico de estupefacientes, la última vez el 10 de abril.Su cadáver, que presentaba múltiples heridas de arma blanca, fue descubierto por una mujer rubia a las 15.30 del jueves. El cuerpo, medio desnudo, estaba tirado en su habitación. Junto a Mohamed yacía, en estado de coma, su compañero de piso Adile Z., de 22 años. Este hombre no presentaba signos de violencia y su estado fue atribuido por los médicos al consumo de alcohol y de sustancias tóxicas. Tras su ingreso en el hospital Gregorio Marañón recuperó la consciencia y, debido a su agresividad, fue sedado. La policía mantenía ayer la vigilancia en su habitación.

En el lugar del crimen los agentes de Homicidios también descubrieron un cuchillo ensangrentado, con una hoja de 22 centímetros. Se trata, según la primera hipótesis de los investigadores, del arma con la que se cometió el asesinato. Sobre la autoría del homicidio ayer aún persistían las dudas, aunque las sospechas apuntaban a Adile como supuesto autor. Este hombre, apodado Van Damme, fue descrito por un compañero de piso como una persona agresiva que se peleaba frecuentemente con Mohamed.

El día del crimen, Adile entró en el bar Oporto, situado justo enfrente del portal de su vivienda, y compró dos botellas de vino. En el bar se encontró con un compañero de piso -Saban Malah, de 28 años- a quien invitó a una cerveza y un café. "Me dijo que iba a tomar vino con un amigo. Luego se metió en casa y ya no sé lo que pasó, yo me quedé en el bar", dijo Saban.

La botella rota

Un operario del servicio municipal de limpieza que barría la calle vio cómo Adile salía del bar y, al cruzar la calle en dirección a su casa, estuvo a punto de ser atropellado por un coche. Enfadado, el hombre arrojó una botella contra el portal y entró en la vivienda. Poco después los vecinos empezaron a oír gritos. "Eso era muy frecuente, allí vivían muchos hombres y siempre estaban discutiendo. La verdad es que estaban en una situación de hacinamiento", comentó un vecino.

El piso, de unos 75 metros cuadrados, les costaba al mes unas 45.000 pesetas. Ocupado por argelinos, Adile, alias Van Damme, disponía de una habitación para él, mientras que Mohamed la compartía con Saban. "La rubia era amiga de Van Damme, y éste no se llevaba bien con nosotros, aunque tampoco hablábamos much. Cada uno iba a la suya", afirmó Saban.

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La mujer que descubrió el cadáver manifestó a la policía que era italiana, extremo que posteriormente se demostró que era falso. Los agentes creen que procede del este de Europa.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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