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Entrevista:

"El escenario albanes estay excluido"

"El escenario albanés está excluido" asegura el ministro de Economía ruso, Yalcov Urinson, convencido de que tampoco hay peligro de explosión social.

El ministro de Economía de Borís Yelstin, nacido en 1944, encabezaba la delegación que esta semana ha participado en Madrid en el seminario Invertir y hacer negocios en Rusia, organizado por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Pese a llevar menos de un mes en el cargo, no es un recién llegado al Gabinete de Víktor Chernomirdin, ya que era adjunto de su predecesor, Yuri Yasin. Urinson se muestra convencido de que los inversores extranjeros que lleguen antes a Rusia sacarán una clara ventaja a sus competidores, y afirma que la reforma del marco legal reduce sustancialmente los riesgos, sin que la corrupción y las mafias sean obstáculos insalvables.Pregunta. ¿Cuáles son los principales incentivos que ofrece hoy Rusia para la inversión extranjera?

Respuesta. El mundo empezando a investigar el mercado de Rusia, y el que entre el primero será el que saque más ventaja. En las actuales condiciones de estabilización macroeconómica -y también política, tras la reelección del presidente Yeltsin-, se reduce el riesgo y aumenta la rentabilidad.

P. Pero el riesgo sigue siendo muy alto.

R. Como en cualquier economía de transición, pero va disminuyendo notablemente. En el Parlamento se está consolidando la base jurídica para facilitar las inversiones.

P. ¿Están totalmente claras las reglas del juego?

R. En cuanto al Gobierno central, a las leyes federales, la situación está clara, y lo estará aún más en cuanto el Parlamento apruebe modificaciones de la ley de inversiones extranjeras. La base jurídica será transparente a nivel federal.

P. ¿Y en cuanto a las regiones?

R. De momento, hay menos claridad, porque tienen leyes específicas. El inversor depende de la voluntad de los dirigentes regionales o alcaldes de las ciudades. Sin embargo, en la delegación que ha venido a España, que incluye a gobernadores de regiones y alcaldes, se ha puesto de manifiesto que todos ellos buscan inversiones en sus zonas. El seminario celebrado en Madrid ha mostrado que el clima para las inversiones en Rusia mejora mucho.

P. ¿Qué sectores se consideran prioritarios para la inversión extranjera?

R. El gobernador de la región de Samara ha contestado muy claramente en el seminario de Madrid a esta pregunta. Interesan inversiones en cualquier rama de la economía que permita crear puestos de trabajo. Ningún sector está cerrado, desde la agricultura a las industrias de defensa reconvertidas, con utilización de alta tecnología, en la esfera civil.

P. Desde el exterior, la impresión es que hay factores, como la corrupción y las mafias, que alteran la vida económica en Rusia.

R. El presidente y el resto de los dirigentes rusos prestan actualmente una gran atención a la lucha contra la corrupción. La semana pasada, por ejemplo, se publicó el decreto presidencial para eliminar la corrupción en torno a los medios presupuestarios.

P. ¿Se refiere a la obligatoriedad de abrir concursos públicos para los contratos estatales?

R. En el decreto se dice que todos los pedidos del Estado, empezando por los de producción de armamento, van a ser adjudicados a base de competitividad.

P. ¿Y en cuanto a las mafias?

R. Se exagera mucho. Los inversores que tienen contactos con empresas y organizaciones recomendadas por el Gobierno tienen muchas probabilidades de poder evitar a las mafias. Además, estoy convencido de que el influencia del crimen organizado en las economías de, por ejemplo, América Latina o el sur de Asia es bastante alto y, a pesar de ello, no afecta al crecimiento de las inversiones. El Gobierno de Rusia, en todo caso, luchará contra las mafias. No es casualidad que el ministro del Interior haya sido promovido a una vicepresidencia del Gobierno.

P. Hace años, Yeltsin lanzó ya una campana contra la corrupción, y los resultados no fueron muy buenos, como salta a la vista. ¿Por qué hay que confiar en que ahora no va a ocurrir lo mismo?

R. La corrupción nació de la hiperinflación y de la falta de regularización de las relaciones económicas exteriores. Pero hoy la inflación está bajo control, la cotización del rublo se fija por el Banco Central y hay tarifas que regulan los vínculos económicos con el exterior. La corrupción tiene ahora menos alimento que hace tres años y, al ser la base económica más fuerte, hay más posibilidades de combatirla con éxito.

P. Se controla la inflación, pero la producción sigue disminuyendo.

R. En realidad, en la segunda mitad del año pasado se detuvo el descenso de la producción y, en el primer trimestre de este año, en comparación con el de 1996, por primera vez en 11 años, aumentó el producto interior bruto.

P. La gran tragedia rusa parece ser el impago de salarios atrasados por importe de 9.000 millones de dólares [1,3 billones de pesetas].

R. Este problema es un reflejo de la crisis estructural general, de que la producción se orienta a la demanda final, de que no hay todavía una reconstrucción de la producción. Hay que distinguir dos grupos de afectados. En primer lugar, el de profesores, militares y otros grupos en activo, para los que la solución llegará a comienzos del tercer trimestre de este año; en cuanto a las pensiones, empezaremos a pagarlas también a partir de la segunda mitad del año, y a finales de año liquidaremos totalmente los impagos en la esfera del presupuesto. Sin embargo, en relación con los impagos a trabajadores de, empresas privadas, no hay otro camino que sanearlas. Es un proceso muy doloroso, pero tenemos que superarlo. Si no lo hacemos, no podrá reconstruirse la producción.

P. ¿Existe, como ha dicho Lébed, un peligro de explosión social, o de albanizacion?

R. El escenario albanés está totalmente excluido. No hay ninguna analogía con el desarrollo de los acontecimientos en Rusia. En cuanto a la explosión social, de la que oigo hablar desde 1991, creo que ahora es menos probable que nunca. Todos los gritos y las declaraciones sobre este peligro proceden de políticos que quieren un adelantamiento de las elecciones presidenciales. La estabilización y la dinámica de la producción, junto a la disminución del número de ciudadanos que viven bajo el nivel de la pobreza, hace que disminuya ese riesgo, como demostraron los acontecimientos del 27 de marzo. Cuando el señor Lébed quiere asustar, no consigue meter miedo a quienes conocen la situación en Rusia.

P. Otra explicación del fracaso relativo de la huelga del 27 de marzo sería que el pueblo ruso tiene mucha paciencia.

R. Hay que tener en cuenta los cambios reales en la vida de la gente, su acceso a los bienes económicos, sociales y culturales.

P. ¿Hace falta un pacto social sin excluir a nadie, ni siquiera a los comunistas?

R. El presidente Yeltsin hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas para que 1997 fuera el año de la concordia, y todos trabajaremos para conseguirla. Sabemos el gran papel jugado en la historia de España por los pactos de la Moncloa, y creo que uno semejante espera a nuestro país también.

P. El liderazgo político fuerte que Rusia necesita puede entenderse que está comprometido con Yeltsin enfermo y con el primer ministro [Chernomirdin] y los dos primeros viceprimeros ministros [Chubáis y Neintsov] en posiciones no siempre coincidentes.

R. El garante de la estabilidad política en Rusia es el presidente. En cuanto al Gobierno, por primera vez en los últimos años, tiene un punto de vista común. En los periodos de transición económica, los primeros ministros no suelen durar mucho, pero Chernomirdin está en el cargo desde 1993, y creo que seguirá.

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