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El alcalde de Nueva York, dispuesto a echar a la ONU

Rudolph Giuliani no lloraría si la ONU cumple las amenazas emitidas por algunos diplomáticos europeos y decide trasladarse desde Nueva York a otra gran ciudad del mundo. Hablando a un grupo de periodistas, el populista alcalde de la primera metrópoli norteamericana ha citado la "cantidad de buenos hoteles y de edificios de apartamentos" que se podrían construir en la zona ocupada por la sede de la ONU si ésta se va de allí.

Giuliani ha hecho oídos sordos a las últimas peticiones del Departamento de Estado para que modere su postura respecto a las violaciones de las normas de aparcamiento por parte de los diplomáticos y altos funcionarios de la ONU y las embajadas de los países ante esa organización. El pasado jueves, el Departamento de Estado hizo marcha atrás en su apoyo inicial a Giuliani y anunció que no retirará las placas de matrícula diplomática a los vehículos que sean multados por la policía neoyorquina. Los Juristas de la ONU habían advertido que esa medida supondría una ruptura de los acuerdos de inmunidad diplomática suscritos por EE UU cuando la ONU se instaló en Nueva York.

El comité de la ONU que se ocupa del contencioso con Giuliani decidió el pasado jueves trasladarlo a la Asamblea General y estudiar la posibilidad de que llegue hasta el Tribunal Internacional de La Haya. La medida fue aprobada por todos los participantes, incluidos España, Canadá, Francia y China, con la excepción de EE UU, que se opuso, y su incondicional aliado el Reino Unido, que se abstuvo. Mientras se reunía el comité, Rusia denunció que un autobús con matrícula diplomática de su representación ante la ONU había sido retirado por la grúa municipal, con el conductor y los pasajeros dentro, cuando estaba aparcado en un espacio reservado a los diplomáticos en Manhattan. Tras duras negociaciones, el Ayuntamiento liberó el autobús.

El suelo más caro del mundo

Giuliani es insensible al argumento de que los cientos de miles de dólares que, según denuncia, el Ayuntamiento debería cobrar en concepto de multas a la comunidad diplomática reunida en torno a la ONU son el chocolate del loro frente a los 3.000 millones de dólares (alrededor de 435.000 millones de pesetas) anuales de ingresos que la presencia de esa organización le supone a la ciudad. "Si la ONU quiere irse de Nueva York", dice, "nosotros podemos encontrar otro uso a esa zona de la ciudad, que resulta ser la más cara del mundo. ¿Imaginan la cantidad de cosas que la ciudad de Nueva York podría hacer allí?".Los partidarios de Giuliani bromean que la ONU debería preocuparse por Zaire y no por la campaña municipal contra sus vehículos. El embajador zaireño ante la ONU ha replicado afirmando que Nueva York debería preocuparse menos de las multas y más por la seguridad del transporte público de la ciudad.

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