El informe de Renfe sobre los accidentes de Uharte y Azuqueca confirma el error humano
Los accidentes de tren ocurridos de Uharte-Arakil (Navarra), el 31 de marzo, y Azuqueca de Henares (Guadalajara), el 1 de abril, se produjeron por errores de los maquinistas, que no redujeron la velocidad, y no por deficiencias técnicas, aunque, en el primer caso, con la atenuante de que los conductores pudieron haber sido deslumbrados por la luz del Sol. Así se afirma en el informe técnico que Renfe hará público hoy y que presentará en los juzgados, según fuentes próximas a la investigación. Las mismas fuentes agregaron que en ambos accidentes no se produjo fallo técnico alguno porque las señales estaban instaladas correctamente, la vía en buen estado y las máquinas no presentaban anomalías.
El informe explica que el accidente de Uharte-Arakil ocurrió por un fallo del maquinista al interpretar mal una señal de circulación por el deslumbramiento del sol. En el accidente de Azuqueca de Henares el conductor vio que tenía que disminuir la velocidad, pero no lo hizo. En ambos siniestros murieron un total de 20 personas y otras 73 resultaron heridas.Los técnicos de Renfe han comprobado el testimonio del maquinista del Intercity que hacía la ruta Barcelona-Irún. Iba a 137 kilómetros por hora y no redujo la velocidad cuando una señal avanzada le indicó que tenía que disminuirla a 30 kilómetros por hora antes de entrar en la estación de Uharte-Arakil.
Según el maquinista, él vio la señal, pero interpretó mal el significado de la señal avanzada que le indicaba reducir la velocidad. Pensó que le estaba dando vía libre y que no tenía que desviarse. En ello pudo influirle el deslumbramiento de la luz del sol.
Las fuentes de la investigación explicaron que esa señal para reducir la velocidad tiene los colores verde y amarillo pero que, con el deslumbramiento, el maquinista sólo vio el verde e interpretó que podía continuar a 137 kilómetros por hora.
Los técnicos de Renfe han comprobado en el lugar del accidente que la luz solar pudo influir en la visibilidad a la hora en que ocurrió el descarrilamiento del tren.
El maquinista no pudo ayudarse del sistema auxiliar ASFA (Anuncio Señales y Frenado Automático) porque no existe en esa línea. De hacer estado funcionando, si el maquinista hubiese apretado un botón cuyo efecto no se corresponde con la señal real que existe en la vía, el tren se habría parado automáticamente. Este maquinista y su ayudante cubrían habitualmente esta línea, pero no sabían que en esa estación se les desviaba a otra vía porque iban a cruzarse con otro tren.
Sistema ASFA
En el accidente de Azuqueca, el error es absolutamente humano, puesto que esa línea sí está dotada con el sistema ASFA, que funcionó perfectamente.Los técnicos de Renfe han comprobado que el maquinista del Talgo vio la señal de limitación de la velocidad a cincuenta kilómetros por hora antes de entrar en la estación de Azuqueca, y que apretó el botón porque sabía que iba a ser desviado de vía.
Sin embargo, después de esto el maquinista no aminoró la velocidad y continuó circulando a 153 kilómetros por hora, tal como informó EL PAÍS el domingo, por lo que se produjo el descarrilamiento.
Las fuentes de la investigación no pudieron precisar las causas por las que el maquinista continuó a esa velocidad y no frenó el tren, y tampoco pudieron aclarar si la declaración de este agente se incluirá en el informe técnico que se presentará mañana en los juzgados.
Un portavoz del sindicato SEMAF de Renfe dijo que el maquinista de Uharte declaró a la jueza que el vió la señal de vía libre cuando circulaba a 140 kilómetros por hora, mientras que la siguiente señalaba "anuncio de parada", ante la cual frenó, pero sin tener tiempo para acceder a la vía desviada, donde descarriló.
Respecto al accidente de Azuqueca, recordó que el maquinista aún no ha prestado declaración, pero que según el "análisis ferroviario" que han efectuado los técnicos del sindicato. "Estamos seguros", se afirma en el informe, de que el conductor se encontró con una señal de "anuncio de parada" cuando circulaba a 150 kilómetros por hora; a continuación con una de "parada" cuando había reducido a 140; y luego con otra de "vía libre", momento en el que aceleró hasta los 155 kilómetros que llevaba cuando descarriló.
Según el portavoz del SEMAF, el conductor se tenía que haber encontrado en primer lugar con una señal de "anuncio de precaución", que le habría llevado a ponerse a 40 kilómetros por hora.
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