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Entrevista:

"No diviso el fin de mi presencia en televisión"

Mitad cocinero, mitad estrella audiovisual, la vida personal y profesional de Karlos Arguiñano está hoy llena de aniversarios. Precisamente, este martes celebra sus 25 años de matrimonio y su programa número 1.000 desde que abandonó los fogones de ETB y empezó a difundir sus conocimientos gastronómicos a toda España, primero desde TVE y después en Tele 5, con el espacio La cocina de Karlos Arguiñano. Jamás un cocinero había sido tan adorado por los telespectadores. Una media de 1.870.000 personas (22% de cuota de pantalla) siguen con veneración sus consejos y recetas. Aunque él no se considera un fenómeno sociológico: "Sólo un buen cocinero".Pregunta. ¿Cómo va a celebrar este aniversario doble?

Respuesta. Los 1.000 programas en antena los vamos a celebrar con sencillez, con velas y un saludo especial para todo el equipo. Los 25 años de matrimonio, en un balneario de Puenteviesgo (Santander), para ver si rejuvenezco un poco.

P. El 20 de enero instaló su cocina en Tele 5. ¿SU popularidad sigue viento en popa o la amainado un poco?

R. Sigue bien, incluso se ha reforzado gracias al apoyo de la cadena y a su gran campaña publicitaria. La gente me quiere tanto que me siento abrumado porque no puedo corresponder a ese cariño. Me hablan como si fuera uno más de su familia. Y eso me llama poderosamente la atención.

P. ¿Se considera un cocinero estrella?

R. El único cuerpo celeste que conozco es el cometa Hale-Boop. No me considero un fenómeno sociológico, sólo soy un buen cocinero, como otros muchos. Estoy orgulloso, sobre todo, del restaurante que tengo en Zarautz, galardonado con una estrella en la guía Michelin, y de un agradable hotelito de 12 habitaciones. También estoy encantado con La cocina de Karlos Arguiñano, donde trato de elaborar unos menús sencillos, baratos y de temporada.

P. ¿Cuándo pondrá su cargo a disposición? Es decir, ¿hasta cuando seguirá Karlos Arguiñano en antena?

R. No tengo ni idea. Cuando comencé con todo este tinglado pensaba que mi experiencia televisiva iba a durar tres o cuatro años, como mucho. Ya son siete desde que empecé en ETB y no diviso el fin de mi presencia en televisión. No hay que olvidar que se come todos los días y que cada estación trae consigo nuevos productos que dan un juego impresionante en la cocina.

P. Usted tiene también un programa diario en el Canal 13 de la televisión argentina.

R. Sí, y se titula Karlos Arguiñano en tu cocina. He investigado mucho sobre las preferencias de los argentinos y he descubierto que son los reyes de la carne, pero guisan muy poco. Por eso, agradecen que un gallego, que es como ellos denominan a todos los españoles, los ayude en esa tarea.

P. Con tanta actividad, ¿no teme cansarse y cansar de paso a los telespectadores?

R. Pues no, no estoy cansado ni aburrido. Nunca he tenido tanta ilusión ni tanto apoyo. La cocina nunca me cansa, me cansa la política, la violencia o el hambre.

P. ¿Sus proyectos futuros?

R. Acabo de lanzar el juego del Rico, rico, una baraja de cartas dirigida a niños para que aprendan a cocinar a la vez que se divierten. Además, he participado en Airbag, la última película de Juanma Bajo Ulloa. Me llamo Serafin Ortiz de Zárate y no soy cocinero. Se estrenará dentro de un mes y medio y he rodado junto a Paco Rabal, María Medeiros, Pilar Bardem, Rosa María Sardá o Fernando Guillén Cuervo.

P. ¿No le parece extraño que sus programas no hayan creado escuela?

R. Sí, es curioso. El cocinero Pedro Subijana presenta un espacio gastronómico en Euskal Telebista y existen otros en algunas cadenas autonómicas, pero me extraña que las televisiones nacionales no copien una fórmula muy interesante también desde el punto de vista divulgativo.

P. Quizá es porque rivalizar con usted les puede provocar una indigestión.

R. Ja, ja. No, no creo que fuera por eso. A mí, realmente me encantaría que hubiera más competencia. Este país tiene una gran riqueza culinaria, que hay que difundir. Pero quizá tienen más sentido del ridículo que yo. Yo canto y bailo en el programa, aunque fatal, y soy muy dicharachero. La cocina es alegría y buen humor. Y yo me divierto mucho. Soy un hombre feliz.

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