Una experiencia única

No voy a empezar con los tópicos de siempre. Es cierto que jugar la Copa Davis es algo que tenía en la cabeza. Pero también lo es que nunca me obsesioné con esa idea. No negaré que guardo recuerdos de cuando mi padre me llevaba de la mano al Real Club Tenis Barcelona a presenciar los partidos de la Copa Davis que Manuel Orantes y José Higueras protagonizaban. Tampoco ocultaré que, desde el mismo momento en que comencé a jugar al tenis, situé esta competición en un pedestal y la convertí en un objetivo en mi carrera. Pero al mismo tiempo, puedo asegurar que la tarea cotidiana de lograr buenos resultados me la quitó de la mente y pensaba en ella de forma muy esporádica.Sin embargo, cuando hace unos 12 días recibí la llamada de Manuel Santana para anunciarme que estaba en el grupo de posibles para el doble, me ilusioné. Y cuando unas horas mas tarde me confirmó que jugaría pensé que mi sueño se iba a realizar. Yo sabía que Santana tenía dudas. Pero en ningún momento he pensado que mi selección se producía por la negativa de otros, sino exclusivamente por mis resultados y mi trayectoria.

Creo que estar en el equipo español de Copa Davis es importante y jugar aún más. Hay jugadores españoles de mucha calidad, que serían números uno indiscutibles en otros países, pero que aún no han tenido la oportunidad de jugar esta competición. A mí, en cambio, me ha llegado la ocasión.

Cuando supe que Javier era fijo en el doble pensé que era una buena oportunidad para mí. Santana siempre dijo que quería un doblista, que pudiera jugar también los individuales. Y Javier cumplía ya este requisito. Entonces quedaba un lugar para un doblista nato. Y en España tampoco hay muchos. En esta eliminatoria era conveniente componer un doble de especialistas, porque el doble se juega con una mentalidad distinta a los individuales. En fin, para mí será sido una experiencia inolvidable.