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FÚTBOL 31ª JORNADA DE LIGA

Betis y Espanyol se reparten las migas

Márquez estrelló un balón en el palo en el minuto 90 de un partido conservador

Robert Álvarez

La estrechez de miras del Betis y del Espanyol les llevó a repartirse el mísero botín al que redujeron su partido. Ni las numerosas bajas ni el respeto mutuo justificaron el talante avaricioso con que plantearon ambos equipos su cara a cara. El Espanyol, cuanto menos, tiene la eximente de que deambula en los bajos fondos de la clasificación, allí donde la más pírrica suma de puntos se da por buena.El Betis no justificó en absoluto su tercer puesto en la tabla. Se pasó tres cuartas partes del partido viéndolas venir y sólo embistió con convicción un par de veces en la segunda parte. Bien es cierto que en su último cartucho, tras una pared con Alfonso, Márquez estrelló el balón en el travesaño cuando el partido ya moría.

Paco Flores y Serra Ferrer decidieron convertir Sarrià en un laberinto. Los dos equipos fiaron su suerte a su disciplina posicional y no dieron excesiva importancia al trato del balón. El Betis, que no pudo disponer de cinco jugadores, algunos de ellos importantes en su esquema como Jarni o Jaime, hizo de la paciencia y la lentitud sus constantes vitales. Esperó el equipo bético agazapado en su trinchera, no le importó marear el balón de lado a lado de su defensa o acabar enviandolo a Prats para que éste resolviera la papeleta con un patadón a las nubes. Cuando salió de atrás el Betis, lo hizo a base de balones en largo a los que nunca pudo llegar Pier y reflidos de todo punto con el estilo de Alfonso.

El Espanyol tuvo en Nando al jugador que catalizó su juego defensivo. El fuego de artillería del Betis fue propicio para que acabara con rechaces del corpulento defensa blanquiazul. Durante la primera media hora el Espanyol dominó ligeramente y consiguió trenzar varias jugadas por su banda derecha. Cristóbal, Bogdanovic y Luis protagonizaron las mejores combinaciones del partido pero nunca encontraron rematador. Raducioiu fue una rémora en el ataque del Espanyol. El delantero rumano quedó aprisionado entre Ríos y Olías y no sirvió ni de pivote ni de rematador. Tampoco presionó lo suficiente y, después de lesionarse, dejó su sitio a Tamudo que se libró a una desagradable labor de lucha en pos de balones propicios para que Ríos dominase la situación desde el eje de la zaga bética.

El partido se perdió en el choque posicional y no dio ni para un par de remates con peligro. El primer lanzamiento del Espanyol no llegó hasta el minuto 27 y el remate de Lardín se fue muy alto. Casi tanto como el remate de Márquez en el minuto 18, en el lanzamiento de una falta, que fue la única señal de vida que dio el Betis en el área del Espanyol durante toda la primera parte.

El Betis echó de menos los balones en diagonal de Jarni y de un Finidi ayer muy poco activo tanto cuando estuvo en la banda derecha como cuando pasó a ocupar el puesto en la delantera que dejó Pier. Alfonso retrocedió metros y se alimentó de los balones que despidió la aglomeración de efectivos en la divisoria. Sus arrancadas, su vivacidad y sus regates produjeron los escasos destellos del partido.

El Espanyol echó de menos el criterio y la jerarquía de algunos de los jugadores con los que no pudo contar como. Francisco, Pralija o Aldana. No tuvo quien galvanizara la movilidad de Lardín y las acometidas de Luis. La medular blanquiazul sólo se vio oxigenada por la sencillez en las acciones de un defensa reconvertido como Cobos. Pese a tan escasa consistencia mantuvo el Espanyol su andamiaje por la nula iniciativa de Alexis, Cañas y Márquez.

El equipo blanquiazul sufrió en el aspecto físico y cedió metros en la segunda mitad pero a pesar de que Alfonso y Finidi le metieron el miedo en el cuerpo con un par de remates a las primeras de cambio, se recompuso e incluso obligó a una espectacular intervención de Prats tras un cabezazo de Cristóbal (m. 67). Flores recurrió a dos jugadores de la cantera, Morales se estrenó ayer y Tamudo jugó su segundo partido en Primera, mientras que Serra Ferrer mantuvo las mismas constantes en su equipo con el único relevo de Pier por Bjelica. Márquez pudo decidir en el minuto 90 con su balón al travesaño pero ni el partido ni ninguno de los dos equipos merecieron tres puntos.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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