Una multa para los anales
Un alcalaíno, sancionado con 250.000 pesetas por defecar en una fuente pública
Defecar en el lugar equivocado puede costar muy caro. Sobre todo si en ese momento pasa por allí la Policía Local de Alcalá de Henares (163.000 habitantes) y pilla al apurado en cuclillas, con los pantalones bajados y con el resultado de su esfuerzo sobre la concha de hierro que recoge el agua de unas de las fuentes para beber de la plaza de Cervantes. Es el caso de J. R. A., un vecino complutense al que los miembros de la comisión de gobierno de esta ciudad decidieron ayer, por unanimidad, imponer una multa de un cuarto de millón de pesetas por aliviar su intestino en el surtidor en la medianoche del pasado 19 de diciembre. "Una persona puede tener un apretón, pero una fuente pública para beber no es el lugar donde dejar una defecación", justifica el edil de Medio Ambiente, Jesús Domínguez. Para poner este castigo, el Ayuntamiento se ha basado en la ley regional de Protección Medioambiental. El sancionado niega los hechos y ha recurrido una multa que puede entrar en los anales de la punición.
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