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El Bundesbank teme que la elevada deuda impida a Alemania llegar al euro

El Bundesbank, el banco central alemán, teme que Alemania pierda el control de un endeudamiento público en ascenso si el Gobierno central y los Estados federados no emprenden un severo programa de austeridad. En su informe de marzo, el go bernador del banco, Hans Tietmeyer, advierte contra la amenaza de caer en "la trampa del endeudamiento" y apela a mantener la línea de consolidación de la política financiera "para garantizar la solidez duradera de las finanzas públicas, necesaria para participar en la unión monetaria europea".

El informe del Bundesbank dedica un capitulo a la "evolución del endeudamiento estatal desde la reunificación alemana", 17 páginas de las 61 de que consta el estudio. Sobre un fondo oscuro, resalta el informe al inicio del capítulo un resumen de la situación.Constata el Bundesbank que "desde el inicio de los años noventa, sobre todo por las consecuencias de política fiscal de la reunificación alemana, se incrementó de forma brusca la deuda del Estado".

La política de endeudamiento, según el banco centra, "sólo se puede defender por un tiempo limitado". De lo Contrario, puede convertirse en una trampa "en la que el déficit del Estado y el volumen de deuda se retroalimentan, como consecuencia de las cargas de intereses cada vez más crecientes".

Para evitar tal evolución, el Bundesbank afirma que la política financiera "tiene quemantener de forma estricta la línea iniciada de consolidación; esto es también necesario para garantizar la solidez duradera de las finanzas públicas, tal como se exige para la participación en la unión monetaria europea".

Publica el informe un gráfico de la evolución del endeudamiento público de Alemania, que a finales del año pasado alcanzaba los 2,135 billones de marcos (casi 180 billones de pesetas), o lo que es lo mismo, un 60,3% del producto interior bruto (PIB), tres décimas por encima del 60% fijado como límite por Maastricht.

El ministro federal de Hacienda, el socialcristiano de Baviera Theo Waigel (CSU), ya se curó en salud el lunes en Bruselas, con motivo de la reunión del Ecofin, el Consejo de Ministros de Economía de los Quince. "Yo he dicho", declaró sobre los compromisos de Alemania para cumplir los requisitos del Tratado de Maastricht, "que tres [el techo máximo de déficit público] es tres. Sobre el 60% [el límite de endeudamiento público admitido] no me he pronunciado".

Las palabras de Waigel parecen abrir paso a una interpretación rígida del criterio del déficit público, el 3% del PIB, y otra flexible del endeudamiento, precisamente lo que parece que Alemania no podrá cumplir en la prueba de selectividad de Maastricht, la primavera del año que viene.

Del gráfico del Bundesbank se desprende el enorme crecimiento del endeudamiento público en Alemania, que a finales de los años setenta no llegaba al 30% del producto interior bruto, con 414.000 millones de marcos (casi 35 billones de pesetas al cambio actual). A fines de los ochenta, el endeudamiento era de un 41,8%, 929.000 millones de marcos (78 billones de pesetas al cambio de hoy).

Tras la reunificación, rebasa el billón de marcos y se pone en el 50,1% del PIB en 1994, con 1,662 billones de marcos (casi 140 billones de pesetas). En los dos últimos años, el endeudamiento adquiere un ritmo vertiginoso, pasa hasta el 60,3% del PIB a fines de año y sigue en alza.

No obstante, el Bundesbank parece aplicar aquello de "mal de muchos...", porque, en comparación con otros países, llega a la conclusión de que Alemania no está mal del todo: "En el promedio de los países de la Unión Europea, el incremento desde 1989 fue algo mayor que en Alemania. Sobre todo en Francia e Italia (con 22 o casi 28 puntos respectivamente.) subió de forma considerable por encima" de Alemania.

Pero esta disculpa no le vale del todo al banco central, que constata de forma lapidaria: "La evolución de la tasa de endeudamiento en Alemania desde la reunificación hay que clasificarla como insoportable a la larga".

[Uno de los miembros del consejo central del Bundesbank, Klaus Kuehbacher, coincidía ayer con estas apreciaciones al afirmar que, en el caso de que Alemania no cumpla los criterios de Maastricht, habría que aplazar el lanzamiento del eurol.

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