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Tribuna
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El corazón

Somos muchos los que nos sentimos muy agradecidos al interesante enredo que han protagonizado a la vez el bisnieto de Alfonso XIII, la actriz Ana Obregón, el futbolista Davor Suker, la mala de Antonia dell'Atte, el naviero Fernández Tapias y la modelo Mar Flores. Aún más: estamos profundamente ilusionados con ello. Pocas veces se había trabado una historia implicando a mayor número de personajes que si, cada uno reclamaría la máxima atención en masa, han rebasado las expectativas de los ciudadanos. El trabajo ha sido complejo y de valor. Primero hubo de prepararse a un equipo de fotógrafos en Roma para captar los besos callejeros de Mar y Alessandro, lo que ha conllevado esfuerzos y estipendios para al play boy. Luego, el naviero Fernández Tapias -pendiente de la Mar- ha batido los tediosos periódicos con alusión a los 5.000 millones gastados -o no- en su separación matrimonial y en los millones obsequiados -o no- en joyas, casas y, coches a su amante. Amante que, de su parte, sin atenuar la emoción, ha huido a Miami con su pequeño Carlo (hijo del conde Carlo Constanzia de Costiglione, no se vaya a creer) con una corte de reporteros. Reporteros que se multiplicaron en otra audaz patrulla para, en Madeira, seguir a Lequio y a su hijo Alex -no confundir con Clemente, nacido de Dell... Atte, al que no ve - donde habían recalado para promocionar acaso el turismo isleño, el amor por la familia y varías emociones más. Una lluvia de celos, traiciones, lujuria, niños, dinero, títulos nóbiliarios, siliconas en el pecho, despechos y barcos fulgentes han despertado al país. Justamente cuando lo Político provoca bostezos, cuando Maastricht atonta, cuando la televisión apesta o el fútbol empalaga, la urgente tarea de interesarnos por algo se la han cargado a la espalda las revistas del corazón.

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